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“Los chakras ¿Qué son? ¿Habla la Biblia de ellos?” Tomo IV:33-35
Por:  Dr. Donald T. Moore

            Según ciertas religiones, grupos de la Nueva Era[1] y filosofías esotéricas los chacras (Sánscrito: "ruedas," "círculos," "discos") son centros invisibles de energía, aunque "sí pueden ser vistos ... por algunas personas que tienen desarrollada la clarividencia o visión etérica." Se describen como "ruedas giratorias, especies de pequeños abanicos de aspas multicolores."  Según la medicina alternativa que abarca también la medicina holística dichas ruedas se encuentran en los lugares del cuerpo donde ocurre la intersección de varios canales de energía. Aunque identifican muchos pequeños centros, existen un número mucho menos de chacras mayores, los que nutran una mayor cantidad de energía. A pesar de que se calcula que hay entre siete y once chacras principales, muchos "de las escuelas de sanación y filosofías espirituales orientales utilizan el siete como número base."[2] Cuatro de estos centros vitales se encuentran sobre el diafragma y tres debajo. "Llevan energía pránica por todo el cuerpo."[3]

            A continuación resumimos las características de los siete chacras mayores, según las enseñanzas esotéricas, "desde el más energéticamente denso, el básico, hasta el más sutil," el coronario (vea el cuadro incluido).     

1.         Básico - Ubicado en un punto debajo de la espina dorsal, se identifica como el centro de la vitalidad del cuerpo que sicológicamente se asocia con la seguridad material y la capacidad de autopreservación.

2.         Sexual o sacro - Localizado sobre el área genital, se enseña que este centro de la procreación o creación inferior controla entre otros los órganos sexuales.

3.         Plexo solar - Ubicado entre las costillas unas dos pulgadas sobre el ombligo, se dice que este centro energiza el sistema digestivo y otros órganos y drena la energía si nuestras emociones no están balanceadas.

4.         Corazón - Se enseña que este centro de las emociones sutiles controla y energiza el corazón físico y otras áreas cercanas.

5.         Laríngeo - Ubicado frente a la garganta, se cree que este centro creativo superior controla los órganos vinculados con la voz y dos glándulas cercanas.

6.         Tercer ojo - Localizado entre las cejas sobre la nariz, se dice que este centro controla los ojos y otros órganos y permite a los clarividentes "ver."

7.         Coronario - Ubicado sobre la cabeza, lo identifica como el centro que energiza el cerebro y "el punto de entrada de la energía divina." Se logra su activación a medida que se desarrolla la "conciencia espiritual."

            La Biblia no reconoce los chacras como válidos centros de energía en el cuerpo, mucho menos el coronario como el punto donde entra Dios al ser humano y el tercer ojo como el que facilita la clarividencia. No obstante, cabe señalar que en el hebreo bíblico no hay una palabra general para cuerpo humano, pero que en el pensamiento bíblico se vinculan algunos órganos del cuerpo con ciertos aspectos de la vida material y espiritual. Estos pueden ser llamados "las partes constitutivas del ser humano."[4]

 

Por ejemplo, en el hebreo del Antiguo Testamento estos incluyen los siguientes:

1.         "Aliento," "alma," "vida" (Nefesh): "probablemente el significado más básico es el de la vida personal y física que acaba con la muerte," pero puede referirse "a estados de la psiquis que expresaban sentimientos, emociones, deseos y apetitos, ...a una persona viviente o a personas vivientes en su totalidad," o puede ser "un substituto de un pronombre personal." El sentido filosófico-teológico como un principio que anima el cuerpo de una naturaleza incorpórea que sobrevivía al cuerpo después de la muerte no aparece en el Antiguo Testamento, pues se concentra en "la vida personal y física en el presente."

2.         El "viento," o el "espíritu" (ruaj) se "usaba frecuentemente en un sentido psíquico en referencia a la actitud o a disposición humana." A veces "indicaba la energía directiva o la voluntad del ser humano." En paralelo con "corazón" significaba a menudo lo equivalente a la "mente" en sentido moderno. A veces se usaba como sinónimo de nefesh, significando el aliento de la vida o la vitalidad.

3.         La "carne" (basar) fue usaba "en referencia al cónyuge, al matrimonio o a la consanguinidad." A veces se utilizaba como substituto del pronombre personal y en otras ocasiones "para connotar las criaturas vivas en contraposición al Dios Creador."

4.         El "corazón" (leb) señalaba "el centro que regulaba el pensamiento y la voluntad de una persona" en vez de sus emociones o sentimientos tal como usamos la palabra hoy. En otras ocasiones señalaba el modo de ser de una persona.

5.         Los "riñones" (kelayot) se referían al centro de la conciencia humana o la conciencia.

6.         Los "intestinos" (me'im) se usaban para "referirse al centro que regula la compasión o la misericordia" o sea, las entrañas de uno.

            Se incluyen las siguientes partes constituyentes del cuerpo humano en el griego del Nuevo Testamento:

1.         "Alma," o "vida" (psyche), de forma parecida a los usos del Antiguo Testamento, se refería "a la vida humana o la vitalidad presente hasta el momento de la muerte," y a personas vivientes en su totalidad o a la vida en su totalidad. Solía usarse también para el pronombre personal. Cuando se asocia con la salvación, sugiere la vida o el ser total. Finalmente, "podía referirse a una vida que continuara o fuera restaurada después de la muerte."

2.         "Espíritu," "viento," y "aliento" (pneuma) podían "significar vitalidad o aliento de vida, especialmente en el momento de entregarse a la muerte, pero "podía referirse al modo de ser o a las actitudes humanas." Asimismo, podía "apuntar a la mente o a la energía mental y emocional." A veces servía del pronombre personal.

3.         Entre los varios usos de "carne" (sarx) "se refería a la humanidad en contraposición a Dios," o a lo esencialmente humano o solía usarse en relación con el cuerpo humano material o "apuntar al camino del pecado en contraposición al camino de Dios."

4.         "Cuerpo" (soma) podía "usarse con relación a un cadáver humano," representar a "una persona humana muerta o por morir," "a la naturaleza física de los seres humanos en el presente," a "la participación física de los seres humanos en el pecado" y aun a veces en la enseñanza de Jesús indicaba a los seres humanos después de la muerte.

5.         "Corazón" (kardia) no se refería al centro de las emociones sino "al centro del pensamiento y de la voluntad o toma de decisiones en los seres humanos."

6.         Similar al Antiguo Testamento Pablo usaba "intestinos," o "entrañas" (splanjna) para referirse al "centro de la compasión o de la misericordia." A veces los traductores sustituyen el "profundo amor" o "profunda compasión" o "corazón" como una paráfrasis.

8.         "Mente" (nous), usada casi exclusivamente por Pablo, indica "la voluntad tanto como o más que el intelecto." Otros apóstoles usaban dianoia para "mente" tanto en sentido negativo como positivo. También se usaba noema para "mente," o "pensamiento" tanto en forma positiva como negativa. La única vez en el Nuevo Testamento que se usa "riñones" (nefros) con referencia a seres humanos se traduce en Apocalipsis 2:23b como "la mente."

            Como podemos ver con este desglose de los usos bíblicos de las partes constituyentes del cuerpo humano, no solamente el enfoque hebreo-cristiano es muy diferente a los conceptos de los chacras de las religiones esotéricos orientales, sino también describe con más amplitud las características del ser humano mortal y finito como un hombre pensante, volitivo, emocional, social, moral y espiritual.

                                                                  

 

     [1]Ver "Las Enseñanzas de la Nueva Era," DSySM, I:286-292. También es cierto del ying-yang.

     [2]García, Lily. "Conociendo nuestros 'chakras,'" Primera Hora, (2 de feb. de 2000), 25A.

     [3]Zaniah. Diccionario Esotérico (Buenos Aires: Editorial Kier S.A., 1979), 138-139.

     [4]Garrett, h., James Leo. Teología Sistemática, (El Paso: CBP, 1996), I:455-463.

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