“¿Enseña la Biblia el celibato obligatorio?” Tomo V:15-18
Por: Dr. Donald T. Moore
¿Enseñan las Escrituras que los ministros tienen que practicar una abstinencia total del sexo? Un llamado al ministerio ¿siempre incluye el llamado a vivir una vida soltera? ¿Puede la obligación forzosa del celibato tener nefastas consecuencias psicológicas y morales? En la iglesia primitiva y apostólica, ¿practicaban los obispos, ancianos, pastores y otros líderes cristianos un celibato compulsorio?
Hoy, como en otras épocas del pasado, hay mucha discusión dentro de la Iglesia Católica Romana sobre el voto obligatorio de los sacerdotes de abstenerse de relaciones sexuales. Tal tradición forma parte del último Catecismo oficial publicado en la década pasada.[1] El papa actual durante su largo reinado siempre ha apoyado la práctica obligatoria. La misma surgió como ley en el Occidente durante la Edad Media para el siglo XII y recientemente los cardinales estadounidenses lo reafirmaron. Algunos aún defienden esta enseñanza como una manera hermosa para servir a Dios, a pesar de los escándalos del año 2002 sobre los muchos sacerdotes que han abusado sexualmente a niños. No obstante, por lo menos un editorial archidiocesano preguntó, ¿ocurrían menos escándalos sexuales si la abstinencia sexual fuera opcional en vez de obligatoria?
A veces se defiende la práctica obligatoria alegando que los sacerdotes tienen el deber de imitar a Jesús en su abstinencia del sexo. Si el sexo es el don más grande que Dios ha dado a los matrimonios, entonces los sacerdotes deben dar lo mejor de su vida a Dios, pues Cristo como nuestro modelo lo dio al Padre. El fue un célibe y un hombre casto. Algunos niegan que esta tradición es lo mismo que reprimir su sexualidad por ser algo que el clero da a Dios como una expresión del amor. Además, cuando Cristo dijo que dejara todo y le siguiera, ¿no incluía eso la vida sexual también? No obstante, algunos sacerdotes católicos están casados. De hecho la Iglesia Ortodoxa desde los primeros siglos d.C. ha tenido un sacerdocio de hombres casados,[2] y hoy algunas iglesias ortodoxas aun estimulan el matrimonio y la procreación de hijos. También la Católica Romana lo permitía antes del siglo XII d.C. y aun hoy permite a ciertos sacerdotes casados celebrar los ritos, en especial a los Uniates y los ministros convertidos a la Iglesia de ciertas denominaciones.
Desató una crisis pública en la Iglesia Romana el año pasado cuando aumentaron los casos en las cortes por los abusos sexuales cometidos por sus sacerdotes. Entre los estadounidenses el abuso denunciado ha sido más homosexual que heterosexual y de pedofilia, lo cual ha causado al mismo Papa a tomar cartas en el asunto. Por ejemplo, la crisis en la Archidiócesis de Boston ha intensificado tanto que el mismo arzobispo renunció y la misma Archidiócesis está amenazada con la bancarrota. Por supuesto, este problema no se limita a los EE.UU. Ha habido problemas en otros países también. Por ejemplo, la película mexicana sobre "El crimen del Padre Amaro" subrayó las relaciones heterosexuales del clero católico, especialmente al nivel bajo de la jerarquía, que en ciertos casos ha llevado a esfuerzos de encubrimiento mediante la mentira, la violencia, el despido injusto de empleados y el intento del aborto que aun ha resultado en la muerte de una joven encinta. La misma película fue denunciada por la iglesia católica mexicana.
Algunos están convencidos de que la raíz del problema estriba en el celibato obligatorio. De hecho el guapo joven padre Amaro dijo que le obligaron a él a prometer aceptar el celibato, por eso hizo el voto, pero no era de su convicción personal. Aun entre los estadounidenses hay sacerdotes que achacan la culpa para la presencia de tantos homosexuales en los seminarios a la enseñanza católica que obliga a todo el clero a aceptar una vida soltera de por vida. ¿Tiene el celibato compulsorio algo que ver con el abuso de niños y adolescentes y la homosexualidad entre los sacerdotes? Algunos niegan que la práctica de pedofilia y pederastia esté vinculado al celibato obligatorio, pero otros lo sospechan. Aunque oficialmente se diga que no existe base científica para probar una relación, ¿se ha permitido y costeado estudios imparciales científicos? Aún más, su práctica ¿dependería de los resultados de dichos estudios?
Todo esto nos lleva a preguntar acerca de las enseñanzas bíblicas en cuanto al celibato compulsorio. El Antiguo Testamento, por ejemplo, que ha servido de fuente y modelo para mucha enseñanza católica acerca de sus sacerdotes, no apoya el celibato. Al contrario los ministros de Dios, tanto sacerdotes como profetas, se casaban y procreaban hijos en familia. De hecho el sacerdocio hereditario israelita de la tribu de Leví nunca aceptaba la práctica obligatoria del celibato. Desde Génesis hasta Malaquías siempre se aprobó el sexo en matrimonio para todos, pero se exigía fidelidad entre los cónyuges y se penalizaba severamente la homosexualidad y la infidelidad heterosexual, aunque a veces algunos grandes héroes no cumplían con esos ideales. Siempre la procreación en el matrimonio era vital, en parte porque se entendía que los padres vivían en el futuro a través de los hijos. Esa creencia parcialmente explica la ley del levirato y el gran anhelo de tener hijos, pues la tragedia más grande para una mujer fue la esterilidad, que se subraya en los casos de Raquel, Ana, la madre de Samuel, y, aun en el Nuevo Testamento, de Elizabet, la madre de Juan el Bautista. Además, nos ayuda a entender mejor una de las tragedias más borchornosas y bárbaras de los tiempos de los Jueces (Jue 11:30-39). Concluímos, pues, que el veterotestamento siempre apoya el matrimonio para los ministros de Dios y la gente común como una parte normal de la voluntad divina para todo ser humano.[3]
¿Qué enseñaron Jesús y sus apóstoles? En cuanto a ellos, se ha alegado que las vidas solteras de Jesús y del apóstol Pablo proveen apoyo para el celibato[4]. Aunque la vida de soltero de Jesús era un ejemplo de dedicación total al Reino de Dios, nunca era un requisito para todos sus seguidores como tampoco fue la forma de su muerte en una cruz. Su vida fue un llamado único y especial, un requerimiento sólo de El, una vida atípica, pues su papel mesiánico era un rol exclusivo de El como Señor y Salvador. Jesús aun llamó como seguidores y discípulos a hombres casados y los nombró apóstoles sin exigirles el divorcio. Simón Pedro estaba casado como indica la sanidad de su suegra de una fiebre muy alta en Capernaúm un día de descanso (Mar 1:29-31; Mt 8:14-15; Lc 4:38-39).
Además, las palabras, tanto del Mesías como del apóstol, no apoyan nunca una práctica obligatoria del celibato. Jesús aprobó la unión de un varón y una mujer en matrimonio y la procreación como una bendición del Creador. Como consecuencia negó el permiso para un divorcio fácil típico de la época, pero reconoció la validez de una vida soltera en servicio a Dios. Dijo, "hay eunucos que nacieron así desde el vientre de la madre, hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos" (Mt 19:11-12). Así Jesús reconoció la incapacidad de algunos de vivir en matrimonio debido a factores en su nacimiento físico, en las prácticas y costumbres sociales y porque así se disponía la santa voluntad divina para ciertas personas. Ellos podrían ministrar delante de Dios, porque no era obligatorio ni el matrimonio ni la vida de soltero para servirle. Tanto el casado como el soltero eran aptos para servir al Señor. Jesús nunca estableció ley compulsoria alguna del celibato para los ministros del Reino de Dios. De hecho concluyó la discusión con sus apóstoles sugiriendo que el individuo en vez de su estado civil lo determinaría, pues dijo, "El que pueda aceptar esto, que lo acepte" (VP).
¿Qué se puede decir acerca de la vida soltera o matrimonial de Pablo? ¿Se casó? Una vez él escribió, "Personalmente, quisiera que todos fueran como yo; pero Dios ha dado a cada uno diferentes dones, a unos de una clase y a otros de otra" (1 Co 7:7 - VP). Los estudiosos cristianos están divididos. De un lado se afirma que para coger estudios rabínicos bajo Gamaliel, tuvo que estar casado, pero otros interpretan estas palabras paulinas en cuanto a su estado civil en ese momento: que nunca se casó (1 Co 7:7). Así que no estamos del todo seguro de su situación civil, pero sí, es definitivo que si no se casó, no se debía a una ley eclesiástica que se lo prohibía, sino fue una decisión personal vinculada con su punto de vista escatalógico en cuanto a la voluntad de Dios para su vida en esos tiempos. A la vez el apóstol reconoció que aunque algunos tenían el don de la continencia, otros no, porque "Dios ha dado a cada uno diferentes dones, a unos de una clase y a otros de otra." Y para él si uno no disfrutaba de ese don, debe casarse para evitar ser consumido de pasión (1 Co 7:7- VP) y pecar. A continuación en ese capítulo siete dio unos consejos para solteros (7:25-28) y viudas, pero nunca exigió ni el matrimonio ni la vida soltera a todos (1 Co 7:8-28), pues presenta una postura flexible para todo cristiano, casado y soltero, reconociendo los dones diferentes de cada uno y las diferencias individuales en cuanto al estado civil.
Aun cuando Pablo defendía sus derechos como apóstol, insistía que tenía el derecho de "llevar conmigo una esposa cristiana, como hacen los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Pedro" (1 Co 9:5). Sin titubeos reclamó los derechos que tenían otros ministros sobresalientes que servían a su Dios siendo matrimonios. Eso por sí sólo basta para hacer claro que no había ninguna ley divina que prohibía a la iglesia primitiva el matrimonio a los apóstoles y otros ministros del Señor, como los hermanos de Jesús. No obstante, definitivamente todos los solteros deberían ser castos (Tit 2:5; 1 P 3:2). Y todos deberían evitar y aun huir del adulterio y la fornicación (1 Co 6:18).
De hecho en dos cartas escribió acerca de los requisitos para el "obispo" (1 Ti 3:1-7) y los "ancianos" (Tit 1:5-9). En ambas Pablo incluyó en la lista de requisitos "marido de una sola mujer" (1 Ti 3:2b; Tito 1:6b), lo cual aparecía en cada una al principio del listado. Aun el apóstol Pedro, el alegado primer obispo[5] de Roma, al dirigirse a los ancianos no los prohibió el matrimonio (1 Pe 5:1-4), pero subrayó como imprescindible el ser "ejemplos para el rebaño" (5:4). La conclusión obvia de estas instrucciones neotestamentarias para sus pastores es que el celibato jamás fue obligatorio en la iglesia primitiva y si continuamos en esa tradición apostólica, tampoco es compulsorio hoy. De otra manera estaríamos sustituyendo las tradiciones de los hombres por las instrucciones inspiradas y claras del Señor, práctica que Jesús condenaba enérgicamente (Mar 7:8-9, 13).
Mas tarde en su vida Pablo recibió una revelación acerca de los últimos días. Al escribir de ella, dijo: "... el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, siguiendo a espíritus engañadores y enseñanzas que vienen de los demonios. Harán caso a gente hipócrita y mentirosa, cuya conciencia está marcada con el hierro de sus malas acciones. Esta gente prohibe casarse y comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes y los que conocen la verdad los coman, dándole gracias...." (2 Ti 4:1-3 - VP). Según él iba a haber dos enseñanzas engañosas de los apóstatas en los últimos días que ya habían comenzado, una acerca del matrimonio y la otra de los alimentos.[6] En cuanto a la primera los apóstatas prohibirían a que ciertos cristianos se casaran. La pregunta de rigor aquí tiene que ser, "¿Se trata esto de una profecía de la enseñanza católica prohibiendo a los sacerdotes el matrimonio?"
En Apocalipsis 14:4a se caracteriza en parte a los 144,000, que bien puede representar todo el pueblo salvado de Dios de todos los tiempos, como "los que no se contaminaron con mujeres, pues no tuvieron relaciones con ellas" (VP). Si se interpreta esto como una condenación del matrimonio y un apoyo para el celibato, entonces eso contradice los otros pasajes inspirados de la Biblia que el matrimonio o falta de ello no hace a uno más o menos santo ante Dios. De hecho hay una clara preferencia por el matrimonio sobre el celibato en toda la enseñanza bíblica. Puede esa caracterización de los 144,000 bien ser una referencia a la práctica de la idolatría, y que la iglesia es pura, porque solamente ha adorado al Dios verdadero.
Finalmente, la carta a los Hebreos afirma que "Honroso es para todos el matrimonio" (Heb 13:4a). Si el matrimonio es para todos honroso, entonces lo es para todo ministro genuino del Señor, "pero Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros" (4:b). La Versión Popular dice, "Que todos respeten el matrimonio y mantengan la pureza de sus relaciones matrimoniales; porque Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio." No es un pecado para los ministros de Dios casarse; lo que sí es pecado es la infidelidad sexual. O sea, la Biblia no enseña ni el celibato ni el matrimonio como obligatorio para un siervo del Reino de Dios, pero sí recalca la fidelidad sexual en caso de matrimonio y la continencia en caso de un soltero.
Bases teológicas y bíblicas para la sexualidad humana
Según la Biblia, el Creador mismo sin intermediario creó al hombre y a la mujer (Gén. 1:26-27) con sus respectivas naturaleza sexuales y calificó todo lo que había creado como muy bueno (1:31). Después de dotarles con este don, Dios mismo unió a un hombre con una mujer en santo matrimonio y así señaló la procreación (1:28) y la unidad familiar (2:24) como el doble propósito para el sexo. Tales propósitos sugieren una función biológica y social y señala a la familia como lugar exclusivo para ella. Además, está explícita la responsabilidad de ambos ante Dios por su uso. Como Jesús señala (Mt. 19:4-6), la voluntad de Dios al unir a un hombre con una mujer en familia es para que vivan unidos por toda la vida. Cristo reconoce también la virtud de una vida de abstinencia o de uno incapacitado para el matrimonio (Mt. 19:11-12).
Por otro lado, debido a la caída de los seres humanos en el pecado (Gén. 3), el propósito divino de la sexualidad se ha distorcionado o degradado. La Biblia señala prácticas, actitudes, motivaciones y sentimientos inaceptables para Dios en la expresión sexual (Ro. 1:21-27). Jesús clasifica como pecado, los malos pensamientos, el adulterio, la fornicación, las inmoralidades sexuales y la sensualidad (Mr. 7:20-23; Mt. 15:19). A la vez reconoce que se peca con una mirada codiciosa (Mt. 5:28). Los apóstoles incorporan en sus listas de pecado los siguientes: la fornicación, el adulterio, la impureza, las orgías, la perversidad, la homosexualidad y el incesto*. Además, se requiere una relación monógama en el matrimonio en vez de promiscua para todo cristiano, especialmente los pastores y líderes (1 Ti. 3:2, 12; Tito 1:6-7).
*Gá. 5:19-21; Col. 3:5-8; 1 Co. 5:1-13; 6:9-10; 7:1-40; Ef. 5:3-5; 1 Ti. 1:9-10; 2 Pe. 2:10-19; Apo. 21:8; 22:15.
[Redactado por el Comité de Vida Cristiana de la ABPR y recibido en Asamblea Anual.]
[1]Catechism of the Catholic Church, Sección 1579 (Ligouri, Mo: Ligouri Publications, 1994), 395. Este catecismo aun prohibe la masturbación (Sección 2352), 564-565.
[2]Catechism of the Catholic Church (Sección 2114), 513.
[3]Ver "La sexualidad humana en los propósitos del Creador," DSySM, I:18-20.
[4]Una referencia a María, la madre de Jesús, no procede, pues se casó con José (Mt 1:18-25) y por años vivía en matrimonio con él hasta la muerte de su esposo.
[5]Ver "El apóstol Pedro -- preeminente pero humano," DSySM, I:130-135.
[6]Ver "Los alimentos y el cristiano," DSySM, I:30-34.