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La parte nuestra en nuestra salvación,” DSySM Tomo I:70-74.
Por:  Dr. Donald T. Moore

            La parte que le tocaba a Dios en la salvación del ser humano fue la muerte y resurrección de Cristo. Los apóstoles en sus mensajes y cartas describen el significado de Su muerte en múltiples formas, porque fue tan importante que un solo término no podría expresar toda su profundidad. Cristo sufrió la muerte una vez para siempre por nosotros (1 Pe 3:18; Heb 9-10); Cristo pagó todo el precio de la salvación (1 Pe 1:18-19; 1 Ti 2:5-6); murió para perdonarnos nuestras culpas y pecados (Ef 1:7); murió para librarnos (Ro 5:6-11), para justificarnos (declararnos libres de culpa) (Ro 3:21-28), para reconciliarnos (ponernos en paz) con Dios (2 Cor 5:18-21; Col 1:20-22) y otros (Ef 2:13-16, 22), para que vivamos una vida de rectitud siguiendo el ejemplo de Jesús (1 Pe 2:21-25), para que tengamos una vida victoriosa conforme al Espíritu (Ro 8:3-4), con El (1 Tes 5:9-10) y para El (2 Cor 5:15) y con sentido (1 Pe 1:18). Finalmente murió para vencer los seres malignos sobrenaturales (Col 2:, f14-15, 20).

 

La parte del hombre en la salvación

 

            La parte principal de Dios en nuestra salvación se menciona explícitamente al principio de la carta de Gálatas (1:4) y en forma indirecta en los capítulos 2, 4 y 6. Pero sólo después de partir de la obra de Cristo, es decir, Su muerte con el fin de librarnos de la ley y su condenación, pasa Pablo a hablar de la parte del hombre en su salvación, que es el tema principal de su carta a los Gálatas.

            En esta carta el apóstol Pablo confronta unos "falsos hermanos" (2:4) que trastornan el mensaje de salvación (1:7); hoy los llamamos judaizantes. Querían obligar a los cristianos no judíos o gentiles a hacerse judíos primero antes de convertirse en cristianos (6:12-13). Esto significaba un cambio en el mensaje de la salvación que Pablo había enseñado a los Gálatas cuando inició la obra cristiana entre ellos. Por eso en el capítulo 1 insiste dos veces que hay un solo mensaje de salvación, no dos, y aunque un ángel o él mismo les revelara otro mensaje, que no deben aceptarlo, porque hay solamente un mensaje que explica correctamente como el ser humano puede ser salvo (1:8-9).

            ¿Qué fue el mensaje equivocado de la salvación de los "falsos hermanos"? Su fórmula o plan de salvación fue la siguiente:

 

Fe en Cristo + obediencia a ciertos leyes y ritos ---> salvación

 

O sea, si tienen fe en Cristo y observan ciertos leyes y ritos, entonces recibirán la salvación.

 

            ¿Por qué insistía Pablo que su mensaje era el correcto y no este mensaje formulado por los judaizantes? Por dos razones principales. Primero, por un lado Pablo había recibido ese mensaje por revelación directa de Cristo Jesús (1:10) y por el otro no había recibido el mensaje de ningún ser humano -- ni siguiera de los mismos apóstoles.

 

            Para demostrar esto Pablo repasa una parte de la historia de su vida. Al principio fue un fanático judío que perseguía a los cristianos. Deseaba obligarlos a ellos a seguir las tradiciones y las leyes del pueblo judío, pero el Hijo de Dios lo llamó con el fin de que él predicara el mensaje de salvación a los no judíos. Después de su conversión en Siria no fue a consultar a los apóstoles en Jerusalén, sino fue a Damasco y a Arabia por un tiempo. Luego fue a Jerusalén por dos semanas, pero vio solamente a dos apóstoles en esa breve visita -- a Pedro y a Santiago (Jacobo), el hermano del Señor. Luego regresó a Siria y a Cilicia (Tarso).

            No regresó a Jerusalén hasta unos catorce años más tarde (Gá 2:1-10) cuando llevó consigo a Bernabé y a Tito, un cristiano gentil. Allí en una reunión explicó el mensaje de salvación que él predicaba a los gentiles, y todos los apóstoles y líderes de la iglesia de Jerusalén estaban conformes con su mensaje, excepto unos hermanos falsos, los judaizantes. De manera que la iglesia de Jerusalén y los apóstoles aceptaron su mensaje de salvación sin cambiar o modificarlo de modo alguno. La aceptación entre ellos era de tal magnitud que ni siquiera Tito tuvo que pasar por rito judío alguno, ni siquiera la circuncisión. Además, se le designó a Pablo como el encargado de la misión cristiana entre el mundo gentil, mientras que Pedro se encargaría del mundo judío. Así que a pesar de que no recibió el mensaje de salvación de los apóstoles, definitivamente era el mismo mensaje apostólico de la madre iglesia en Jerusalén.

            A pesar de este apoyo de la iglesia, en una ocasión posterior Pedro se debilitó (Gá 2:11-14). Durante un viaje a Antioquía de Siria donde la congregación era mixta -- se componía de judíos y de gentiles -- al principio el apóstol Pedro comió sus alimentos con los gentiles a la mesa de ellos, así comiendo comida en contra las leyes de Moisés en Levítico en el Antiguo Testamento. Pero cuando algunos judaizantes de parte de Santiago llegaron de Jerusalén y comenzaron a criticarle, Pedro dejó de comer en la mesa de ellos y comenzó a comer con los judíos en conformidad con las leyes judías. Esta acción influyó a otros cristianos judíos a actuar de igual modo, inclusive a Bernabé. Todo esto le cayó mal a Pablo; por eso delante de todos regañó a Pedro, porque él daba la apariencia de que el cumplimiento de las leyes era esencial para la salvación y el compañerismo entre cristianos. Como consecuencia Pablo regañó públicamente a Pedro por su hipocresía.

            Concluimos, pues, que Pablo hace claro que su mensaje de salvación es el único verdadero, porque lo recibió por revelación directamente de Jesucristo -- no lo recibió de ningún ser humano -- y porque era el mismo mensaje apostólico de la iglesia primitiva. A la vez él mismo siempre fue defensor público de ese mensaje esencial cristiano.

           

El mensaje apostólico de la salvación

 

            ¿Qué fue ese mensaje? Pablo lo resume en Gálatas 2:16. Lo dice tanto en forma positiva como negativa: La ley no salva, únicamente la fe en Cristo, y eso quiere decir que el mensaje de los judaizantes es totalmente equivocado. No es necesario observar ni los Diez Mandamientos ni las leyes de los alimentos o someterse a unos ritos religiosos para recibir la salvación (6:15). De hecho si fuera posible salvarse por medio de la obediencia a esas leyes y prácticas del antiguo pacto, entonces por nada murió Cristo (v. 21). Pero la verdad es que El tuvo que morir precisamente, porque fue la única forma que el ser humano podría salvarse.

            Además, el patriarca Abraham logró su salvación por medio de la fe en Dios y su promesa; sus descendientes genuinos también son los que tienen fe. El rito, los alimentos y la obediencia a las leyes del antiguo pacto no los convertirían en sus descendientes (3:6-9).

            Destaca Pablo también que la única forma de lograr la salvación por medio de la ley, sería por medio de una obediencia perfecta de todas las leyes de Dios. Eso es imposible. Nadie ha logrado una obediencia de 100 porciento o lo puede hacer. Aun los judaizantes no lo lograron (6:13). Por lo tanto, la ley nos condena mas bien que nos salva. No obstante, Cristo nos salva de esa condenación convirtiéndose en un crucificado. Así Cristo nos ha librado de la condenación segura e inevitable de la ley por medio de su muerte que a su vez hace posible nuestra salvación por medio de la fe en él (3:10-14).

            Además está claro que la ley no salva, porque Dios salvó a Abraham siglos antes de que El se la entregara a Moisés. Si Abraham vivió en el siglo XIX y Moisés en el siglo XV a.C., entonces por lo menos cuatro siglos los separó. Dios ya había prometido a Abraham bendecir a su descendencia sin condicionarlo en una ley que todavía no existía, y honradamente Dios no podría añadirla como condición después de haber hecho esa promesa. Así que la obediencia de la ley no es una condición de la salvación (3:15-18).

            ¿Por qué se dio la ley entonces? ¿Para qué sirve la ley? Pablo afirma que la ley tiene el propósito de "poner de manifiesto la desobediencia" o las transgresiones nuestras (3:19). Tiene el propósito de hacer claro de que somos transgresores o pecadores. En ese sentido tiene la función de un espejo que revela las manchas feas de nuestra persona. Eso fue el propósito provisional de la ley "hasta que viniera su descendencia" (3:19). ¿A quién se refiere esa frase? Definitivamente se refiere al Mesías (3:16).

            También la revelación de la ley tenía el propósito de llevar o conducirnos a Cristo (3:14). Para ilustrar esto, Pablo compara la ley al guardián (esclavo, tutor, ayo o pedagogo) (3:24-29) que tiene la responsabilidad de cuidar y enseñar al niño hasta que alcance la mayoría de edad cuando pueda responder en fe personalmente al Mesías. Dios envió al Hijo en forma de ser humano con un doble propósito: primero, para librarnos de la ley y, segundo, para transformarnos en sus hijos por medio de la adopción, y solamente como sus hijos tenemos la íntima relación de padre e hijo y heredero con todos los derechos y gozos de la herencia (4:4-5, 7). Pero existe, por supuesto, el peligro de regresar a la esclavitud de la ley, observando ritos costumbres, meses .... (4:8-10). Pero qunque los Gálatas estaban abandonando o alejándose, o cayéndose, o apartándose del verdadero mensaje de la gracia de Dios (5:4), Pablo siempre los consideraba hermanos (4:12, 28, 31) e hijos espirituales suyos (4:19), y se referiría a ellos alegóricamente como hijos de Abraham y Sara y no de Agar, la esclava (4:21-31).

            Gálatas 5:1 resume el mensaje de la liberación de la ley o la salvación, cuando afirma que por medio de la fe tenemos paz con Dios. No obstante, la fórmula paulina y apostólica de la salvación no está completa todavía. En el quinto capítulo hacer claro de que como resultado de haber recibido la salvación, se produce una nueva forma de caminar o andar en el Espíritu. ¿Qué implica ésto? Implica una responsabilidad de obrar en una nueva forma y no actuar de acuerdo a la naturaleza humana. Tenemos que vivir según el Espíritu, y no buscar satisfacer nuestros malos deseos.

            ¿Qué hace los que siguen los malos deseos? Cometen "inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos y practican la brujería. Mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas" (5:19-21a).

            ¿Qué hacen los que viven según el Espíritu? El Espíritu Santo "produce ... amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad felicidad, humildad y dominio propio" (5:22-23a).

            Así podemos concluir que la fórmula apostólica y paulina de la salvación es la siguiente:

 

Fe en Cristo ---> salvación ---> vivir en las obras del Espíritu Santo

 

O sea, si tienen fe en Cristo, entonces tienen la salvación, y si tienen la salvación, vivirán conforme a las obras del Espíritu Santo. Esta fórmula corrige la equivocada de los judaizantes. Quita la obediencia a la ley, que incluye los Diez Mandamientos y el rito de la circuncisión, como condición de la salvación y coloca la salvación como condición de la vida fructífera en el Espíritu. Es decir, para vivir en paz con Dios y en su alegría, hay que experimentar la salvación en Cristo primero. La obediencia y los ritos son frutos de la salvación y no la raíz de ella.

           

La salvación y los judaizantes en el día de hoy

 

            Muchos evangélicos no conocen bien las enseñanzas bíblicas sobre lo que Dios requiera para la salvación. Por eso aceptan la fórmula de los judaizantes, porque les parece más razonable debido a su experiencia, su trasfondo cultural y su interpretación de unos cuantos pasajes de la Biblia. Su fórmula es básicamente la siguiente:

 

Fe en Cristo + prácticas morales y ceremoniales ---> salvación

 

O sea, si tienen fe en Cristo y observan ciertas prácticas morales y ceremoniales, entonces tienen la salvación.

El grupo más numeroso de evangélicos en este país se compone de los pentecostales que están divididos en más de veinte diferentes concilios o denominaciones no contando los que son independientes. Aunque no todos creen exactamente lo mismo, en general es correcto afirmar que predomina el legalismo entre ellos. Se preocupan por la santidad legal que envuelve muchas reglas y leyes en cuanto a los alimentos, la vestimenta, las formas de arreglarse y otras "dogmas." A veces estas leyes se basan en las interpretaciones del Antiguo o Nuevo Testamento. No obstante, la fórmula para la salvación y para retenerla (es decir, no perderla o no caer de la gracia) es la siguiente de los judaizantes:

 

Fe en Cristo + obediencia a ciertas leyes de conducta y vestimenta y prohibiciones para mantenerse sin pecado ---> salvación

 

            Asimismo, los católicos comparten la fórmula de salvación de los judaizantes. Oficialmente enseñan siete sacramentos para dispensar la gracia poco a poco: el bautismo, la confirmación, la eucaristía, la penitencia, los santos óleos, el orden sagrado y el matrimonio. El bautismo, según el dogma oficial, convierte a uno en hijo de Dios y en miembro de la denominación. Todos los sacramentos son medios para adquirir la gracia de Dios que es necesario para la salvación. Además, promulgan sus reglas y leyes eclesiásticas que los fieles tienen que obedecer. Por lo tanto, también los católicos siguen la fórmula de los judaizantes:

 

Fe en Cristo + obediencia a las leyes eclesiásticas y a los sacramentos rituales de la Iglesia (= buenas obras) ---> salvación

 

            Otra secta es la de los Testigos de Jehová. Esta exige que uno sea miembro de la única organización verdadera y teocrática. Sólo así tiene uno la posibilidad de formar parte de los 144,000 y de la muchedumbre. También hay que obedecer fielmente sus reglas de comportamiento, tal como la venta casa por casa de las publicaciones de la Watchtower Bible and Tract Society de Nueva York. Si uno no trabaja en esto cierto número de horas semanales, entonces se le quita la membresía y pierde la esperanza de vivir para siempre. Así que su fórmula de la salvación es también la de los judaizantes.

            Otro ejemplo de una secta muy activa en diferentes países es la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimas Días que se conoce frecuentemente como la mormona. Para ellos la "exaltación" o la salvación personal sólo es posible por medio de la fe en el Señor Jesucristo, el arrepentimiento, el bautismo por inmersión, la imposición de manos, la membresía en la iglesia mormona, la obediencia a los mandamientos (tales como los Diez Mandamientos, la palabra de sabiduría, la práctica de diezmar, el obtener conocimiento, la procreación, una vida virtuosa o moralmente limpia y las buenas obras), aceptar a José Smith y sus sucesores como portavoces de Dios" y hacer la obra del templo (tales como el matrimonio y sellamiento, la obra genealógica y el bautismo por los muertos). Estos múltiples requisitos para la salvación personal hace claro que los mormones son nuevos judaizantes.

            En este estudio no es posible presentar una lista completa de todas las denominaciones que en su enseñanza y/o la práctica siguen la fórmula de los judaizantes. Para saber en un caso particular, es esencial analizar lo que hacen y dicen y luego comparar eso con el único mensaje apostólico de la salvación (Gá 2:16; 5:1, 13-25) que es:

 

Fe en Cristo ---> salvación ---> vivir conforme a las obras del Espíritu Santo

 

            Este es el único plan verdadero de la salvación como Pablo destaca en Gálatas y Romanos y como los bautistas lo afirmamos en nuestros artículos de fe. El artículo IV de la "Fe y Mensaje Bautistas" por H. H. Hobbs dice, "La salvación comprende la redención del hombre, de todo lo que él es; y se ofrece gratuitamente a todos aquellos que aceptan a Jesucristo como Salvador y Señor, quien con su sangre obtuvo la redención eterna para el creyente .... El arrepentimiento y la fe son inseparables experiencias de gracia. El arrepentimiento es una verdadera conversión del pecado hacia la gracia de Dios. La fe es la aceptación de Jesucristo y el entregamiento de toda la personalidad a él como Salvador y Señor..."

            Además, los artículos V, VII y VIII de los "Artículos de Fe de las Iglesias Bautistas," formulados por Charles L. Neal y basados en la Confesión de New Hampshire, dice:

            "Creemos que la salvación es gratuita para todos; es por gracia por medio de la fe; y no depende de obras buenas que el hombre pueda hacer; pero el único obstáculo para la salvación es la pravedad y el rechazamiento voluntario de Cristo como el único Salvador."

            "Creemos que éstos [el arrepentimiento y la fe] son requisitos indispensables para la salvación; y que el arrepentimiento es hacia Dios y la fe hacia Cristo Jesús; y están íntimamente relacionados; que son la obra del Espíritu Santo en el corazón; y que por medio de ellos el pecador convicto, sinceramente contrito, vuelve a Dios y reconoce a Cristo como su Salvador personal, Mediador Único y Rey."

            "Creemos que la justificación es el gran bien que Cristo asegura a los que tengan fe; incluye tal justificación el perdón de pecados, imputándoles Dios la justicia de Cristo mediante la fe, no tomando en cuenta ninguna justicia que hubiera hecho; y que los introduce a un estado de paz y favor con Dios."

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