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¿Quién es Jehová?
Por:  Dr. Donald T. Moore

La denominación que hoy se llama a sí misma los Testigos de Jehová escogió ese nombre en su asamblea de Columbus, Ohio, en 1931. Este nombre los asocia más con el Antiguo Testamento que con el Nuevo, y de hecho en el primer siglo fueron los que testificaban de Jehová -- es decir, los fariseos, los saduceos y los escribas -- los responsables por incitar la muerte de Jesús. Así que si los Testigos de Jehová del siglo XX y XXI van a trazar su historia al Antiguo Testamento, como intentan hacer, tienen que incluir a los Testigos que violentamente crucificaron a Cristo. De hecho muestran hoy el mismo odio por la cruz de Cristo, que simboliza su muerte sacrificial y vicaria por nuestros pecados.

            En la historia de la redención Dios reveló su nombre a Moisés en la zarza que ardía (Ex 3:15). Las cuatro consonantes hebreas que forman su nombre (YHWH) se han traducido al español como Jehová; ya que estas letras son las mismas del verbo "ser" (ver nota al calce de este pasaje en las Biblias), su nombre debía comunicar más o menos la siguiente idea, "uno que existe eternamente," o "el que vive eternamente." Así el Dios ancestral de Moisés recibió un nombre personal que se hizo conocer entre su pueblo y entre las naciones idólatras que también tenían muchos dioses con muchos nombres. Debido a la deslealtad de los Israelitas a su Dios, el profeta Isaías fue inspirado a llamar a su pueblo infiel una vez más a la adoración exclusiva al único verdadero Salvador y Redentor, a Jehová. Así que llamó a su pueblo que se encontraba en adulterio espiritual al único Santo y al único Dios verdadero de Israel de quien debían dar su testimonio y ser sus testigos (Is 44-45).

            Algunos 500 a 700 años después de Isaías durante el ministerio de Jesús en la tierra, ningún judío se atrevía pronunciar el nombre sagrado de Jehová (YHWH), porque así se entendía la ley (Ex 20:7). Por lo tanto cuando leían las escrituras, sustituían ADONAI (Hebreo) o KURIOS (Griego); ambas palabras significan "Señor" en español y en la primera versión griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta, siempre se traducía a YHWH por Señor. Algunas Biblias en inglés, como por ejemplo la versión "King James," han seguido esta tradición antigua aun hoy. También la Versión Popular en Español sigue la misma costumbre aceptable y antigua.

            ¿Quién es Jehová en el Nuevo Testamento? La "Watchtower Bible and Tract Society" ha tratado de probar que el Padre únicamente es Jehová Dios en el Nuevo Testamento en la publicación de su propia Biblia, en sus otros libros y sus revistas. No cabe duda de que para la iglesia primitiva se refería al Padre de Jesucristo con certeza como Jehová (Ef 1:2). Pero los apóstoles también reconocían a Jesús como Jehová. Por eso los tres evangelistas -- Mateo, Marcos y Juan -- citaron a Isaías 40:3 como una referencia a Jesucristo, el Señor (Mar 1:1-3; Jn 1:23; Mt 3:1-3), mientras el profeta en su texto en hebreo usó el nombre Jehová. El apóstol Pablo también hizo lo mismo en Romanos 10:13 al citar al profeta Joel en 2:32, donde se usa Jehová en hebreo; el pasaje en Romanos se refiere al Señor Jesucristo. Juan lo hace aún más claro en Apocalipsis 1:17 y 22:13 donde una frase en Isaías 44:6 y 48:12 se usa exclusivamente Jehová Dios; a pesar de esto Juan, bajo inspiración divina, usa esa misma frase para referirse al Señor Jesucristo, "el primero y el último." Así que la iglesia primitiva consideraba a Jesucristo Jehová Dios que había venido en carne, y por esta razón el primer artículo de fe del cristianismo primitivo fue "Kurios Jesous" o "Kurios Jesous Kristos," que se puede traducir correctamente "Jesucristo es el Señor" o como "Jesucristo es Jehová" (Fil 2:11; 1 Co 12:3b). Además, al Espíritu Santo se le reconoce como Jehová en el Nuevo Testamento (Compare Ex 17:1-7 con Hebreos 3:7-11 y Nú 12:6 con 1 Pe 1:21).

            Concluímos, pues, que para los apóstoles como también para nosotros, Jehová es el nombre del Padre, Hijo y el Espíritu Santo, los tres, el Dios trino que adoramos. Esta verdad corrige el error de los Testigos de Jehová que quieren revivir las acusaciones de sus ancestros espirituales los fariseos que acusaban a Jesús de blasfemia (Jn 10:30-33).

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