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“La evolución teísta y el Diseño Inteligente,” Tomo V:210-211
Por:  Dr. Donald T. Moore

            Aunque hay muchas variantes de la evolución teísta, en general su postura es que Dios usó los procesos naturales evolutivos para hacer posible las condiciones necesarias para la vida en el planeta tierra. Todo el proceso culminó con la aparición de los seres humanos. Los proponentes de esta postura típicamente sugieren que Dios intervino directamente al comienzo del proceso, o sea, en el origen del universo, pero después obraba solamente a través de los procesos naturales para dar origen a la humanidad.[1] Algunos sugieren que posiblemente Dios intervino en la creación de la primera forma de vida y/o dio a una criatura viviente -- posiblemente un hominid o primate bípedo -- un alma o espíritu y de esa manera aseguró la aparición del primer hombre. Muchos teístas interpretan los primeros capítulos de Génesis en forma figurativa, arquitípica o mitológica. Ya que esta postura insiste en que la creación de los seres humanos tenía que ser por un mecanismo evolutivo, como si otro proceso no hubiera sido digno de Dios, ha sido descrita como el enemigo más implacable del Diseño Inteligente.

            Otros pensadores como Hugh Ross de "Reasons to Believe"[2] rechaza la evolución teísta. Cree, más bien, que Dios ha intervenido de forma personal repetida y directamente en el proceso de creación, por ejemplo, los primeros miembros de cada especie. Para él los primeros capítulos de Génesis reflejan un relato histórico confiable.

            Recientemente un famoso escritor y conferencista inglés, uno de los más famosos ateos del mundo, Anthony Flew, abandonó el naturalismo,[3] pero todavía no cree en la Biblia como la revelación especial de Dios o en la resurrección de Jesús, aunque lo ve como "una figura atractiva con carisma." Tampoco cree en la vida después de la muerte o la fe cristiana. Aunque afirma que las creencias cristianas no son irracionales, prefiere basar sus propias creencias en la evidencia que se puede ver en el mundo. No obstante, cree que la evidencia para el diseño inteligente es suficiente para persuadirle a creer en la existencia de un Creador parecido a los deistas[4] que creían en un creador original que después de la formación del universo se alejó y dejó de intervenir en el mundo. ¿Qué hizo a este ateo de casi toda una vida y de renombre cambiar su postura? El explica que fue su determinación en toda la vida de seguir la evidencia dondequiera que le llevaba junto con los argumentos convincentes recientes a favor de un Diseñador Inteligente. Flew admite que dos cosas pesaron mucho en su ser interior para no abrazar la fe cristiana. Primero, fue su profunda convicción en contra de lo sobrenatural debido en parte a su creencia en las leyes científicas que rigen la naturaleza del universo. Otro factor fue su rechazo de la idea odiosa de que un Dios amoroso pudiera enviar a sus criaturas a las llamas eternas del infierno. De otro lado, Flew no puede concebir que un creador pudiera seguir interesándose en sus criaturas. Aunque está impresionado por la persona de Jesús, no acepta la enseñanza bíblica de que Dios se encarnó en él.[5]

            Para él la evidencia empírica señala a un Creador con gran inteligencia y poder y los argumentos más impresionantes por la existencia de Dios son los apoyados por los hallazgos recientes científicos, incluyendo el nuevo conocimiento de la complejidad de las células y los códigos genéticos. Dijo que "los hallazgos de más de cincuenta años de investigación de ADN han provisto materiales para un nuevo y poderoso argumento" por un diseñador.[6] Afirmó que estos hechos "muestran que una inteligencia debe haber sido involucrado para poder juntar los elementos extraordinariamente diversos" en la formación de ADN. Añadió que "a mi juicio la gran complejidad alcanzada al final se parece la obra de una inteligencia." Aunque cree hoy en un Ser poderoso e inteligente que hizo el mundo y dio origen a la vida, esa misma Inteligencia abandonó la creación a su propio azar.

            Los que argumentan a favor del Diseño Inteligente no usan la Biblia en la presentación de sus argumentos, sino destacan cómo la evolución al azar falla en explicar ciertas realidades y demuestran cómo una explicación más probable el diseño por una Inteligencia. Así que analizan los datos científicos, observables y empíricos. No obstante, lógicamente si existe el diseño, tiene que haber un Ser inteligente, un Creador.

            A pesar de estas evidencias, el naturalismo secular, la filosofía del establecimiento de la comunidad científica y educativa, sigue insistiendo en sus dogmas[7] de que todo es el resultado de una evolución sin dirección que evoluciona al azar, aunque los guardianes de la ortodoxia secular admiten que las células, los órganos y nuestros cuerpos "operan como sistemas complejos e interconectados que dan la apariencia de ser diseñado," pero las apariencias engañan. Del lado contrario, los que sostienen el Diseño Inteligente han respondido con el ejemplo que compara las esculturas de los rostros de los presidentes estadounidenses Washington, Jefferson, Roosevelt y Lincoln en Mount Rushmore con los sistemas irreduciblemente complejas de las células y los órganos del cuerpo humano. Señalan que dar crédito por estas complejidades a las fuerzas del azar y al cambio gradual es parecido a atribuir esos rostros a la erosión del viento y la lluvia más bien que a un escultor inteligente. ¿Podríamos creer que lo que se nos informa acerca del escultor Gutzon Borglum es sólo un mito? No, es obvio que los rostros fueron diseñados con un propósito. De la misma manera es obvio que la propia vida fue diseñada y formada a propósito también.

            Cabe señalar en conclusión que algunas escrituras apoyan la idea de que ciertas cosas en la naturaleza pueden ser conocidas solamente por el estudio del mundo a nuestro alrededor.[8] Pero aun más allá del libro de la naturaleza, el libro sagrado de la Biblia nos informa que todas las cosas fueron creados por Jesús, a través de él y para El (Jn 1:3; Col 1:16; Heb 1:;2) y que el reconocimiento de que ese mismo Jesús crucificado, pero resucitado puede llevarnos a la vida eterna con Dios. Así que podemos comenzar a vivir hoy una vida abundante con propósito en paz y seguridad (Jn 10:10).

 

 

     [1]Ver "Creación y/o evolución: soluciones cristianas, trasfondo filosófico y problemas serios," Las doctrinas sanas y las sectas malsanas (DSySM), II:153-163 y la nota 2.

     [2]"Staying Connected," (May, 2005), 4. Vea su página en la Internet: www.reasons.org.

     [3]Evidentemente Flew no es el primer académico inglés a abandonar el naturalismo. Aunque normalmente se piensa que Charles Darwin (1809-1882) rechazó su fe cristiana como resultado en parte de sus investigaciones en su viaje a América del Sur y que permaneció alejado de esa fe hasta su muerte. No obstante, después hizo un segundo viaje a Tierra del Fuego y descubrió que misioneros cristianos habían convertido a los nativos a Cristo. Se quedó atónito del cambio radical en sus vidas, encontrándolos "humanos civilizados y perfectamente aceptables." Tan impresionado fue de la obra misionera que otra vez cambió sus ideas acerca del cristianismo. De allí en adelante durante el resto de su vida apoyaba económicamente la agencia que había enviado esos misioneros. (Winnie Dudley White, "Darwin had change of heart-- again," The Baylor Line (Spring, 1998), 6.

     [4]Thomas Jefferson y otros contemporáneos de él eran deistas también.

     [5]James A. Beverley, "Thinking Straighter," Christianity Today (April, 2005), 80-83.

     [6]David Feddes, "Intelligent Design," sermón 5 junio 2005, programa "Back to God," 1.

     [7]Esta oposición aun se encuentra en colegios y universidades cristianos, aun bautistas. Por ejemplo, hace varios años se le quitó a William Dembski de la dirección de un centro investigativo sobre el Diseño Inteligente debido a las acciones de la facultad.

     [8]Ro 1:20; Sal 19:1; 104:24.

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