Mahoma, mensajero guerrero
Por: Dr. Donald T. Moore
¿Quién fue Mahoma? ¿Siempre llevó una vida ejemplar? ¿Cuáles fueron algunas de sus cualidades meritorias? ¿Hizo algunas cosas que no se deben imitar hoy?
La historia hace claro que Mahoma logró fundar la segunda religión más grande del mundo, el Islam, y mediante esa fe logró unificar la península arábica.[1] Nació en 570 d.C. en la Meca, Arabia, de una familia que vigilaba el Ka'aba, una roca usada en la adoración de varias deidades. A la edad de seis años se quedó huérfano cuando su madre, Amina, murió; su padre, Abdullah, ya había muerto antes de su nacimiento. Su abuelo se encargó de su crianza hasta su muerte cuando un tío asumió esa responsabilidad. A pesar de esas calamidades en los primeros años de su vida, tuvo una niñez normal en su época en todo menos una participación en las actividades paganas de la vida en la Meca.
Khadija, una dueña pudiente de un comercio, empleó al joven para conducir una caravana hasta Siria. Con el tiempo ella se casó con él a pesar de que le llevaba a él 15 años. Procrearon dos hijos que murieron en su infancia y cuatro hijas, dos de las cuales se casaron con futuros califas, líderes espirituales y políticos del Islam. A la edad de 50 años Mahoma se quedó viudo con la muerte del corazón de su vida y la persona que más le apoyaba en su vida. Evidentemente fue fiel a este amor de su vida por 25 años, pues fue solamente después de su muerte que tuvo once esposas más, la menor de las cuales tuvo nueve años cuando consumó la relación matrimonial, y varias concubinas.
Creía que en su primera revelación el ángel Gabriel lo había llamado a ser el último profeta y el más autorizado. Según el relato más aceptado de Mahoma, una noche Dios envió a Gabriel con una orden para él a leer. Mahoma preguntó qué debía leer. Se le apretó tan fuerte que Mahoma sentía que moría; luego le soltó. Luego dos veces más se repitió la orden al profeta y la respuesta de él, y sufrió dos apretones estrangulantes más. La cuarta vez que se le mandó a leer, deseoso de librarse de otro apretón respondió: "¿Qué entonces voy a leer?" Se le dijo: "¡Recita en el nombre de tu Señor que ha creado, ha creado al hombre de sangre coagulada! ¡Recita! Tu Señor es el Munífico, 'Que ha enseñado el uso del cálamo, ha enseñado al hombre lo que no sabía."[2] Así que cuando Mahoma lo leyó, el ángel se fue. Al despertar de su sueño, le pareció que las palabras ya estaban escritas en su corazón.[3]
Esta primera visión y llamamiento de Mahoma ha causado dificultades debido a sus expresiones escépticas posteriores acerca del encuentro aunque había visto en su visión uno de los arcángeles de Dios. ¿Por qué dudaría de la validez de su propia visión que iba a definir su ministerio? Existen dos posibles razones: O, Mahoma fue demasiado débil o ingenuo para entender la profecía, o, Alá no se reveló a sí mismo con suficiente claridad, o sea, no entendió las debilidades del hombre.[4]
Tanto temor tenía Mahoma de la fuente de su revelación que al principio se creía poseído por un espíritu maligno (jinn). No obstante, compartió la experiencia con su esposa. Se cuenta en el Hadith de Sahih Al-Bukhari que cuando regresó fue a Khadija bint Khuwailid y le dijo, "¡Cúbreme, cúbreme!" Fue cubierto hasta que se fue el miedo. Luego le contó lo que le pasó y le dijo: "Tengo miedo que algo me va a suceder." Khadija respondió, "¡Nunca! Por Alá, Alá [no] te mandará la desgracia. Mantienes buenas relaciones con tus parientes, ayudas al pobre y al destituído, sirves generosamente a los visitantes y ayudas a aquellos afligidos por la calamidad" (Hadith 1.1.3).
Para aquellos que tienen a Mahoma como un modelo de fe, sus dudas son preocupantes, pues ¿cuál profeta principal ha dudado de la fuente de sus revelaciones proféticas? En la Biblia, por ejemplo, los profetas a veces cuestionaban cómo Dios iba a vindicar Sus palabras, pero nunca dudaban que fue El quien les había hablado. Jamás atribuyeron una revelación divina a los demonios. Pero Mahoma creía que él estaba poseído por un demonio después de recibir su primera revelación.
No menos preocupante, desde el punto de vista de la teología islámica, es el hecho de que fue una mujer quien confirmó esa revelación como proveniente de Alá. Pues se considera a las mujeres inferiores intelectualmente a los hombres. Dice un hadith que el testimonio de una mujer vale solamente la mitad del de un hombre debido a la deficiencia de la mente femenina.[5]
Más preocupante todavía es que esta primera visión ocurrió durante el mes de Ramadán, el mes más santo y el dedicado al ayuno. Pues cuestionar la visión de Mahoma es cuestionar la validez del mismo calendario islámico.
Pasaron tres años antes de que Mahoma recibiera otra revelación. Durante ese intervalo comenzó a dudar de que Alá estaba complacido con su conducta y obediencia. Aun Khadija expresó la misma duda. Aún más Mahoma pensó en suicidarse. No obstante, se retiró a su montaña favorita de meditación, al Monte Hira; allí la paz le sobrevino al escuchar las palabras de Alá. ¿Qué fue lo que le convenció de que ahora había recibido lo que desesperantemente quería -- escuchar la voz auténtica de Dios? Con ella su llamado fue confirmado finalmente. Sin embargo, dado su estado de ánimo, se ha formulado la pregunta si se puede confiar en ese llamado. Después de todo él se creía poseído por un demonio.
Primero, su esposa jugaba un papel importante, pues ella le aseguró que sería el "Profeta de la nación." Segundo, se ha cuestionado la confiabilidad de sus revelaciones. Las esposas de Mahoma creían que sus visiones eran auténticas debido a sus convulsiones incontrolables. Aísha, una de las esposas más apegadas a él, indicó que en una ocasión que le sospechaba de chismear, ella se quedó tranquila. "Después de que Mahoma se recobró [de sus convulsiones], se sentó y comenzó a limpiar su frente del sudor. Dijo, "¡Buenas noticias! O Aísha, Dios mandó prueba de tu inocencia."[6]
Tercero, las revelaciones posteriores se hicieron más y más excéntricas, pues reclamó hablar con los difuntos y aun rezaba a los muertos en el cementerio de Baqu al Gharqad. Aunque los eruditos islámicos no explican este fenómeno, algunos creen que Mahoma fue un psíquico, dotado con una percepción y sensibilidad excepcional. También Mahoma oscilaba entre revelaciones de Satánas y Alá. "Los versos Satánicos"[7] son un ejemplo famoso. Posteriormente los retiró y fueron sustituídos y cancelados por otra revelación.
Cuarto, en ocasiones Mahoma sentía la necesidad de mejorar las palabras de Alá, aunque a veces cambiaba la sabiduría divina por sus propias versiones. Un hadith dice que en una ocasión a instancias de Abdollah b. Abi Sarh cambió las palabras "Dios es poderoso y sabio," a "Dios es conocedor y sabio." Posteriormente ese seguidor abandonó a Mahoma regresando a su adoración politeísta debido a tales cosas, pues le convenció la adoración del dios de la luna más que el monoteísmo de Mahoma. Todo esto debe dar a uno pausa para pensar. ¿Cómo se atreve un mensajero de Alá, que es solamente un hombre, arrogarse el derecho de cambiar las palabras de Dios? Aun si la fuente original fuera Dios mismo, ¿es posible confiar en el Corán cuando su autor humano no ha transmitido con sumo cuidado la revelación?
Quinto, muchas veces se ha argumentado que Mahoma cumple la profecía de Jesús sobre la promesa de la venida del otro Consolador, pero él no cumple a cabalidad todas las características predichas como de permanecer para siempre (Jn 14:16), de hacer recordar las palabras de Cristo (Jn 14:26), de testificar acerca del Mesías (Jn 15:26), de convencer al mundo del pecado (Jn 16:7, 8) o de guiar a sus discípulos a toda verdad (Jn 16:13).
Sus compueblanos de la Meca rechazaron su mensaje de Alá como el único Dios verdadero, y Mahoma tuvo que huir a Medina, una ciudad cercana donde vivían algunos seguidores. Con su escape fracasó el plan de asesinar a Mahoma, y el año de su huída (hegira) (622 d.C.) marca el comienzo de su calendario lunar, pues para el musulmán la protección de Alá a Mahoma durante su persecución confirma su fe. Pero antes de ir, él reclamó haber sido trasladado al reino de los cielos después de pasar por la región alrededor de Jerusalén donde se encontró con todos los principales profetas, inclusive Moisés y Jesús. Se aprovechó de este viaje para explicar al profeta las oraciones diarias islámicas. En Medina ya había varios seguidores del Islam y otros monoteístas judíos. Todavía Mahoma y sus seguidores seguían las costumbres de rezar hacía Jerusalén y de observar el Día de Expiación judío como día de ayuno. Mahoma ayudó a unificar las diferentes facciones del sector de manera que pudieran vivir en paz y defenderse de los enemigos. No obstante, los judíos pronto se dieron cuenta de las contradicciones entre sus Escrituras y el mensaje de Mahoma y rechazaron también su autoridad. En consecuencia el Corán habla duro sobre los judíos (sura 9:29; 5:82a; 98:6).
Aunque Mahoma logró unificar la región, ya él no tenía manera de sostenerse mediante el comercio de las caravanas. Como consecuencia comenzó a atacar las caravanas de otros para beneficio económico propio. La mayoría de los musulmanes se sintieron justificados, porque estaban defendiendo la causa de Alá. No obstante, algunos rechazaron el uso de la espada del "profeta-guerrero" Mahoma. A su vez éste recibió unas revelaciones condenándolos y eso favorecía a aquellos que peleaban (sura 4:95-96).
El mismo profeta Mahoma daba el ejemplo del jihad ("combatiendo;" "guerra santa"). Aunque ningún gobierno pregonó jihad, los musulmanes creían que recibirían el perdón por todos sus pecados mediante el combate. Esto mismo aún forma parte del Corán como receta para la victoria:
"Se os ha prescrito que combatáis, aunque os disguste. Puede que os disguste algo que os conviene y améis algo que no os conviene. Dios sabe, mientras que vosotros no sabéis .... 'tentar es más grave que matar.' Si pudieran, no cesarían de combatir contra vosotros hasta conseguir apartaros de vuestra fe" (sura 2:216-217). "Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los asociadores dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes!" (sura 9:5).
Pero ¿con quién pelear? "¡Combatid contra quienes ... no creen en Dios ni en el último Día, ni prohiben lo que Dios y Su Enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente!" (sura 9:29). Este tributo une el Islam al estado. La protección y seguridad de los no musulmanes están en las manos de los musulmanes militantes quienes tienen la promesa del paraíso al matar al infiel y aun el hadith explica que ningún musulmán que mata a un infiel merece la muerte.[8]
La diferencia principal entre Jesucristo como Señor y Salvador y Mahoma como profeta y apóstol de Alá se destaca aquí. Jesús derramó Su propia sangre en la cruz de manera que Su pueblo pudiera llegar a Dios (Apo 5:9). Mahoma derramó la sangre de otros para que sus seguidores pudieran tener poder político en toda la península arábica. Además, los musulmanes le aceptan como "un bello modelo para quien cuenta con Dios y con el último Día" (sura 33:21). El carácter mismo de su fundador ayuda a explicar los actos violentos dentro del Islam. ¿Fue Mahoma un hombre de paz quien derramó la sangre de otros pueblos únicamente como recurso último, cuando mataba a otros? ¿Fueron los actos parte de una guerra o una venganza personal? Las respuestas basadas en la historia contamina la integridad de todo el paradigma islámico.
En la importante batalla de Badr en 624 d.C. los musulmanes lograron conseguir un gran botín y derrotar a los habitantes de la Meca. Mahoma atribuyó la victoria al poder de Alá y para fortalecer aun más su causa, anunció esta revelación de Alá: "¡Profeta! ¡Anima a los creyentes al combate! Si hay entre vosotros veinte hombres tenaces, vencerán a doscientos. Y si cien, vencerán a mil infieles, pues éstos son gente que no comprende" (sura 8:65).
A pesar de la victoria Mahoma perpetró un acto cruel que señaló su sed para la venganza personal. Un poeta persa, que estaba preso, dijo a viva voz que los cuentos de hadas eran más agradables que las revelaciones de Mahoma. El profeta-guerrero lo mandó ejecutar de manera que fuera directamente al fuego del infierno mientras tanto otros prisioneros fueron puestos en libertad con solamente prometer ayudar a otros. Así que Mahoma puso fin a la insubordinación y la burla a su persona y al nombre de Alá. Actuaba rápido castigando a cualquiera que insultara al nombre o la causa de Alá. Otro ejemplo lo fue la poetisa Asma quien hacía uso de la sátira para burlarse de Mahoma. Un líder militar respondió arrancando a su bebé de su pecho y destrozó a la madre con alegría. El mismo soldado se jactó de eso más tarde ante Mahoma. Todavía otro ejemplo ocurrió a un liricista judío que se burlaba del profeta. Con el tiempo Mahoma mandó a sus seguidores a eliminarlo y efectivamente una noche con engaño le convenció a salir de su casa y fue agarrado por el cabello y halado a la tierra y Mahoma le dijo a sus amigos que mataran al "enemigo de Dios." Lo clavaron con una espada.
En la feroz batalla de Uhud con los habitantes de la Meca los musulmanes usaron por primera vez como grito de combate: "¡Alá Akbar - Dios es grande!" Aunque destrozaron a mujeres y animales, los musulmanes fueron derrotados. Luego en 627 d.C. una fuerza de una confederación peleó con los musulmanes en Medina. Estos aprovecharon una retirada del enemigo para exterminar la última tribu judía, acusándoles de haber hecho un acuerdo con los de la Meca. Acabaron con los prisioneros, decapitando a 800 hombres judíos en la orilla de una trinchera; la masacre tardó un día completo y una gran parte de la noche.
No se justifica estas barbaridades refiriéndose a las crueldades de las Cruzadas de la Edad Media. Tanto los musulmanes como los cristianos han hecho cosas terribles. Esa realidad no está en disputa o duda. Aquí lo que se destaca es el carácter del líder. Jesús nunca dio una orden a los cruzados a que mataran a la gente. Estaban desobedeciendo las Escrituras. Por otro lado, los fracasos personales de Mahoma son asuntos serios, pues aunque los musulmanes consideran a Mahoma un hombre solamente, le atribuyen un carácter muy noble que el pueblo debe imitar. Muchas veces lo hacen sus seguidores. Sin tomar en consideración la moralidad o la ética brutalizan y decapitan a otros. Obviamente Jesús fue superior como profeta de paz y misericordia. Mahoma fue despiadado en la guerra; no tomaba en consideración las implicaciones éticas. La única vida que Jesucristo entregó fue la Suya y eso voluntariamente (Jn 10:17-18). Su carácter fue siempre compasivo e intachable. Pero Mahoma fue inconsistente y hostil a quienes no le seguían.
Luego de erradicar a los judíos de Medina el profeta y sus soldados procedieron a conquistar la Meca. Quería gobernar su pueblo natal y creía que era la ciudad santa para el Islam. Aunque hizo planes para liquidar a todos los que se resistían, cuando llegó, cambió de parecer y sólo ejecutó a cuatro personas, incluso al poeta que había cometido el crimen capital de componer versos satíricos contra el profeta.
En general el patrón de vida de Mahoma demostró misericordia y el perdón; aun compartía el botín de guerra equitativamente con otros musulmanes. No obstante, fue también un asesino, culpable de crímenes contra la humanidad. En cuanto a la vida militar de Mahoma se puede destacar a su favor el hecho de que era menos cruel que muchos otros guerreros de la península arábica. Además, quería que todas las tribus se convirtieran al Islam, pues para él era la religión verdadera y el único camino al paraíso. Era también un táctico increíble en el campo de batalla. No obstante, en su contra cabe señalar que no simpatizaba en nada con sus críticos. Tampoco hacía distinciones entre los combatientes y los no combatientes como las mujeres y los niños. Además, su generosidad y misericordia hacia su propia tribu en la Meca no se repitió hacia los judíos y las otras tribus. Cuarto, Mahoma permitía a sus líderes usar tácticas bárbaras para dominar a sus enemigos. Quinto, solamente en raras ocasiones lograba convertir a otros al Islam sin el uso de la fuerza. Para ganar dominio sobre toda la península obligaba la conversión de todos los grupos a Alá. Si eso parecía impráctico debido a las poblaciones grandes de judíos o cristianos, ellos tenían que someterse al Islam y a los musulmanes y pagar tributo para su protección.[9]
¿Cuál es la reacción de los historiadores y teólogos musulmanes hacia las crueldades y las matanzas y el liderato de Mahoma en estos hechos? ¿Tiene razón un reconocido defensor musulmán[10] comparándolos con las dos guerras mundiales y la revolución francesa? De ningún modo son equivalentes a esas guerras o muchas otras revoluciones que han ocurrido entre "las naciones cristianas de Europa." Cabe señalar que sus comparaciones son débiles por varias razones: primero, las guerras mundiales del siglo XX no se libraron por motivos religiosos sino por el ideal de establecer una paz justa en el mundo. Segundo, la mayoría de los europeos pelearon en respuesta a ataques contra su soberanía. No iniciaron las guerras como lo hacía Mahoma. Más bien su meta fue la sobrevivencia y la libertad nacional. Finalmente, es una falacia decir que los europeos y occidentales representan la ética o moral cristiana, pues se puede usar la misma lógica para insistir que todos los terroristas islámicos representan la religión del Islam.
Además, ese mismo historiador musulmán insiste que si las críticas contra Mahoma son veraces, pueden ser refutadas "con el simple argumento que por ser [un líder] grande está por encima de la ley." Esa lógica coloca a Mahoma por encima de los derechos humanos y las responsabilidades a la humanidad debido a su grandeza a pesar de que fue solamente un profeta y mensajero humano de Alá. Por lo tanto, podía matar a todos los que deseara y casarse con mucho más de cuatro mujeres aunque la ley islámica en ese tiempo lo prohibía.
Pero lo irónico en todo esto es que los eruditos islámicos proclaman a Mahoma una persona a ser escuchado y seguido. Concluye ese mismo historiador, "La vida de [Mahoma] constituye el ideal más alto, el ejemplo perfecto y la instancia concreta de los mandamientos del Señor."[11] No debe sorprenderse, entonces, de donde los terroristas musulmanes reciben su inspiración. Además, el mismo Corán que no tiene ningún concepto de libertad de culto prescribe que cualquiera encontrado culpable de cometer "excesos en la tierra" (sura 5:32c) -- lo cual conlleva una juicio completamente subjetivo -- sea sometido a uno de cuatro castigos:
Retribución de quienes hacen la guerra a Dios y Su Enviado y se dan a corromper en la tierra: serán muertos sin piedad, o crucificados, o amputados de manos y pies opuestos, o desterrados del país. Sufrirán ignominia en la vida de acá y terrible castigo en la otra. (sura 5:33)
Aunque hoy los países islámicos no son uniformes en sus definiciones de lo que constituye la traición contra Alá y el gobierno islámico, el ejemplo perfecto de Mahoma permite que se extienda desde una insurrección violenta hasta una verbal y eso por definición marca a los misioneros cristianos culpables de traición.
¿Qué dice la historia acerca de Mahoma como un profeta polígamo? Las esposas de Mahoma le exaltaron como un gran esposo a pesar de que apoyaba el derecho de los maridos a pegarles como último recurso, pero también es cierto que el profeta creía que los mejores musulmanes no pegarían a sus esposas. Por veinticinco años iba en contra del estatus quo de la poligamia, pero cambió después de la batalla de Uhud aceptando otras mujeres así concretando alianzas políticas. En total tuvo once esposas y dos concubinas.[12]
Por ser una figura compleja, su fidelidad y cariño en el matrimonio fue mucho mejor que la ética matrimonial en su día entre las tribus paganas en la península. No obstante, los criterios del siglo actual únicamente permiten pegar a las esposas en las sociedades musulmanas, pero conforme al criterio de Génesis 2:24 y Jesús, su estilo de vida fue pecaminoso y no debía ser imitado. Aunque la Biblia relata que ciertos líderes antiguotestamentarios practicaban la poligamia, nunca aboga por esa práctica. Contrario a eso, el Corán es explícito al decir que un hombre puede tener más de una esposa. Es cierto que Mahoma mejoró las condiciones de las mujeres de su día, pero en términos de este siglo XXI no son satisfactorias, pues el Islam no defiende a las mujeres de abusos en ciertas sociedades islámicas hoy.[13]
Aunque Mahoma recibía placer cuando pasaba tiempo con sus esposas e hijos, dijo que recibía más felicidad rezando en la noche. Mantenía un estilo de vida simple aun cuando tenía suficientes recursos para algo mucho más lujoso. Sus matrimonios caen en tres categorías: amorosos, diplomáticos y relaciones tribales. El más famoso de sus matrimonios tribales fue con Zaynab, su octava esposa y prima y primera esposa de su hijo adoptivo, Zayd. El matrimonio con Zayd no prosperó, tal vez como sugieren algunos historiadores, porque desde un principio Zaynab quería casarse con Mahoma. Aunque le molestaba al profeta la idea de casarse con su nuera, racionalizó que después de todo era sólo un hijo adoptivo y no propio suyo. Así que Mahoma recibió una revelación de Alá:
Y cuando decías al que había sido objeto de una gracia de Dios y de una gracia tuya: "¡Conserva a tu esposa y teme a Dios!," y ocultabas en tu alma lo que Dios iba a revelar, y tenías miedo de los hombres, siendo así que Dios tiene más derecho a que Le tengas miedo. Cuando Zayd había terminado con ella, te la dimos por esposa para que no se pusiera reparo a los creyentes que se casan con las esposas de sus hijos adoptivos, cuando éstos han terminado con ellas. ¡La orden de Dios se cumple! (sura 33:37).
Como consecuencia el profeta debía llevar a cabo el matrimonio con su nuera para destruir el tabú pagano. Según Mahoma estaba protegiendo y proveyendo para Zayd mediante el matrimonio. Además, este sura hace claro que la incompatibilidad en el matrimonio es razón suficiente para disolverlo. Aunque las mujeres tienen derechos, no están a la par con los hombres. Según el Corán, "Ellas tienen derechos equivalentes a sus obligaciones, conforme al uso, pero los hombres están un grado por encima de ellas" (sura 2:228d). Aunque algunos entienden esto como ventajas económicas, existe una ambigüedad que deja la interpretación al lector. Además, es notable que los hombres pueden divorciarse de las esposas, pero este derecho para las mujeres no es explícito en el Corán.
El matrimonio más cuestionable de Mahoma fue con la niña Aísha. Se arregló el matrimonio cuando tenía solamente seis años y lo consumó cuando tenía nueve. Fue, de hecho, la única virgen con la cual se casó el profeta. Se convirtió en una esposa muy leal a su esposo, aunque era un poco celosa. Cuando Alá le reveló a Mahoma el derecho de "llamar a ti a la que quieras" (sura 33:51), le dijo Aísha: "Me parece que su Señor se apresura a satisfacer su deseo." Cuando el profeta murió, ella tenía solamente dieciocho años y se le ha considerado la esposa consentida de Mahoma. Aunque algunos defienden este matrimonio, afirmando que la motivación fue con el propósito de afianzar los lazos tribales, no parece probable. Tampoco es lógico que pudiera haberse enamorado de una niña tan pequeña. Estas explicaciones en ningún momento confrontan la cuestión de cómo podría un hombre consumar un matrimonio con una niña de nueve años.
Una vez que Mahoma conquistó la Meca e hizo la roca en el Ka'aba el punto focal de la fe islámica otras cosas comenzaron a cambiar, incluso muchas mujeres comenzaron a cubrir sus rostros con velos como hacían las esposas del profeta. También en el 631 d.C. éste envió a las tribus de Arabia mensajes a que se sometieran a la nueva fe. Así logró poner fin a las peleas entre las tribus y solidificó la sociedad bajo el nombre de Alá y la fe en Alá, y su profeta reemplazó la sangre como el lazo más estrecho en las familias musulmanas.
Al año siguiente regresó a su casa en Medina en su último peregrinaje a la Meca y murió en el mes de junio en su casa donde posteriormente fue edificado una mezquita. ¿Qué fue la visión de Mahoma acerca de la muerte? El Corán presenta un cuadro horrendo con un castigo duro del fuego del infierno para los no musulmanes (sura 8:50-51; 14:17). Pero para el seguidor del profeta de Alá la perspectiva en el más allá es mucho más agradable:
A los que temieron a Dios se les dirá: "¿Qué ha revelado vuestro Señor?" Dirán: "Un bien." Quienes obren bien tendrán en la vida de acá una bella recompensa, pero la Morada de la otra vida será mejor aún. ¡Qué agradable será la Morada de los que hayan temido a Dios! Entrarán en los jardines del edén, por cuyos bajos fluyen arroyos. Tendrán en ellos lo que deseen. Así retribuye Dios a quienes Le temen (sura 16:30-31).
Según Mahoma Dios predestina tanto la muerte como la vida de ultratumba, pero también mira las obras de la persona. Alá ha "asignado a cada hombre su suerte" (sura 17:13). Así que Mahoma dependía de sus propias buenas obras junto con la misericordia de Alá para ganar el paraíso. Ya que para el musulmán los seres humanos no nacen con una naturaleza pecaminosa, el pecado procede de la ignorancia y el orgullo. Aunque el profeta pensaba que Alá estaba completamente separado de sus criaturas por Su santidad, paradójicamente Alá parece estar menos preocupado por la falta de santidad en el Día de juicio. Solamente demanda que las buenas obras sean mayores que las malas.
En conclusión preguntamos si se debe seguir a Mahoma como un ejemplo perfecto de la obediencia a Dios. La contestación es un rotundo NO. ¿Cómo podemos confiar en sus revelaciones y visiones cuando él mismo expresó duda acerca de ellas y a veces pensaba que era poseído por los demonios? Halima, su propia madre de crianza, dijo que sospechaba que su hijo estaba "poseído por el diablo."
Además, ¿cómo podemos creer en las revelaciones de Alá cuando Mahoma mismo las cambiaba o modificaba? Su descuido con las propias palabras de Alá, las mismas que el profeta ni siquiera sentía obligación de seguir, arroja una sombra sobre la confiabilidad de ellas.
En cuanto a su moralidad, las acciones de Mahoma a veces parecen ser reprensibles. "Mató a críticos por decir lo que pensaban, ordenó una paliza severa a una mujer para sacar información de ella [y] tuvo relaciones sexuales con una niña de nueve años. Fue un general despiadado que atacaba caravanas solamente por la ganancia económica para expandir su movimiento. Aun quebró las reglas de combate cuando peleó durante un mes sagrado. No obstante, le exaltan como el profeta más amado." Un erudito musulmán lo exalta sobremanera:[14]
Mahoma es el más favorecido de la humanidad, el más honrado entre todos los apóstoles, el profeta de misericordia, la cabeza o Imán de los fieles, el que lleva la bandera de alabanza, el intercesor, el ostentador de posición alta, el poseedor del Río del Paraíso, bajo cuya bandera estarán los hijos de Adán en el Día del Juicio. Es el mejor de los profetas y su nación es la mejor de las naciones ... y su credo es el más noble de todos los credos. Obró milagros manifiestos, poseyó grandes cualidades. Fue perfecto en intelecto, y tuvo un noble origen. En forma era completamente lleno de gracia, totalmente generoso, una valentía perfecta, una humildad excesiva, conocimiento práctico ... un temor perfecto de Dios y una piedad sublime. Fue el más elocuente y el más perfecto de la humanidad en toda variedad de perfección.[15]
Cualquier relato histórico honesto de su vida tiene que resumir su vida con las palabras tales como complicada, conveniencia y depravada. Mediante cualquier criterio la vida terrenal de Jesucristo, el Hijo de Dios, excede por mucho la de Mahoma en integridad, gracia y sabiduría. Jesús nunca quitó la vida de nadie. Nunca rebajó a mujer alguna y nunca explotó a niñas por ganancia social. Jesús se caracterizó siempre por el amor y la verdad (Jn 1:14,17). Vino y fue rechazado, y aún cuando éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Ro 5:8). Vino a buscar y a salvar a los que estaban perdidos (Lu 19:10). En cambio Mahoma vino, derramó mucha sangre y destrozó a quienes estaban en desacuerdo con él.
Mahoma unificó a un país, y aún más a una gran parte del mundo y lo ha centralizado en una piedra en la Meca. Jesucristo unifica a los pecadores bajo su propia muerte y resurrección. Nadie cuestiona la influencia de ambos hombres, pero su carácter e influencia son tan diferentes como la guerra y la paz.
No es lo mismo discutir la vida de Mahoma que imitarla. En el Corán Mahoma mandó a matar y a destrozar a los paganos "dondequiera que les encontréis" (sura 9:5). Se puede interpretar estas palabras de dos maneras. Son descriptivas, cómo cuando Mahoma combatió a las tribus paganas de la península arábica en el séptimo siglo, o son prescriptivas y como tales demandan de los musulmanes a que pelean hasta que Alá sea completamente victorioso. Los terroristas islámicos entienden estos mandatos en forma prescriptiva y en un mundo buscando la paz, seguir la vida del profeta-guerrero significa el derramamiento de mucha sangre, tanto de los culpables como de los inocentes.
[1]Este escrito ha seguido bastante de cerca las ideas principales de un capítulo en el libro de Ergun Mehmet Caner y Emir Fethi Caner: Unveiling Islam (Grand Rapids: Kregel Publications, 2002), 39-65. Además, ver sobre el Islam "Mahoma, el Corán y la fe islámica," Las doctrinas sanas y las sectas malsanas, I:233-241; "El Islam," La Sana Doctrina XVI:6 (Nov a dic, 2001); "¿Oran los musulmanes y los cristianos al mismo Dios?" XVIII:1 (ene a feb, 2003), 1, 4-6; "Qué enseña la religión de Osama bin Laden -- los wahabíes?" 6-8 y "Mi lucha por escapar los tentáculos del Islam."
[2]El Corán. Edición de Julio Cortés (Barcelona: Herder, 2000), 733 o sura 96:1-5.
[3]Sirat Rasul Allah Ibn Ishaq en The Life of Muhammad, 106, citado por Ergun Mehmet y Emir Fethi Caner en Unveiling Islam (Gran Rapids: Kregel Publications, 2002), 41-42.
[4]Caner, 42.
[5]Caner, 43.
[6]Citado por Caner de M. H. Haykal, Life of Muhammad (Plainfield, Ind.: American Trust Publications, 1976), 337 (mi traducción).
[7]Norman Geisler y Abdul Saleeb, Answering Islam (Grand Rapids: Baker, 1993), 193.
[8]Caner, 49.
[9]Caner, 54.
[10]Ver Caner, 54 donde cita M. H. Haykal (238).
[11]Ver Caner, 54, donde cita a Haykal (298).
[12]El Corán. Editado por Julio Cortés, (Barcelona: Editorial Herder, 2000). Las notas al calce indican que el Profeta Mahoma tenía una sola esposa, Jadicha, entre los 25 hasta los 54 años; luego con la muerte de ella se casó con nueve entre los 54 hasta los 60 años. Estas nueve no incluyen a las mujeres que no eran creyentes en el Islam, tales como "la gente de la Escritura," o sea las cristianas y las judías. En cambio, a los otros musulmanes "no se les permitía más de cuatro" esposas (Corán 4:3). También ver el número de esposas cristianas y judías en Anis A. Shorrosh, Islam Revealed: A Christian Arab's View of Islam. (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1988), 61-68 y en Ergun Mehmet Caner y Emir Fethi Caner, Unveiling Islam (Grand Rapids: Kregel Publications, 2002), 56.
[13]"Preguntas que la gente hace," La Sana Doctrina, XVIII (Enero-febrero, 2003), 4-5.
[14]Ibid., 63. Mi traducción.
[15]Citado por Geisler y Saleeb, 84, de Joseph Gudel, To Every Muslim an Answer, 72. (Mi traducción)