“Una nueva revolución y las limitaciones de la ciencia,” Tomo VII:105-111
Por: Dr. Donald T. Moore
En 2009 se celebró el Bicentenario del nacimiento de Charles Darwin y su teoría de la evolución[1] del ser humano, y el aniversario ciento cincuenta de la publicación de su libro El Origen de las Especies. En parte por eso y en parte por el descubrimiento en África de un antiguo “esqueleto” de un homínido fechado hace 4.4 millones de años, que fue anunciado en la revista Science sólo en octubre del 2009, es necesaria una discusión sobre las limitaciones del método científico.[2]
Por décadas, los paleontólogos creyeron que los restos de Lucy de Etiopía, hallados en 1974 y fechados hace 3.2 millones de años, demostraron que los seres humanos descendieron de los chimpancés.[3] No obstante, un profesor escéptico solía decir a sus estudiantes: “No se ha visto ningún mono que se parezca a los hombres, pero sí, a hombres que se parecen a los monos.” Es significativo que hace poco se anunció el descubrimiento de los huesos desmoronados y polvorientos, y en estado de descomposición, que evidencian la existencia de un ser parecido al hombre que andaba erguido hace más de un millón de años antes de Lucy. En 1994 se comenzó a descubrir los restos de más de 4 millones de años a.C. en Etiopía, que se le ha llamado Ardi.[4] Esta mujer de una estatura de 4 pies y 110 libras de peso vivió en los bosques, aunque, según un estudio, esos homínidos podían trepar por las ramas de los árboles usando las cuatro extremidades. “No obstante, el desarrollo de sus brazos y de sus piernas indica que no pasaron mucho tiempo sobre los árboles.” Podían andar erguidos en las dos piernas, cuando estaban sobre el suelo.[5] Según varios paleontólogos, ese esqueleto recreado mediante la tecnología más sofisticada prueba hoy que, tanto los chimpancés como los “homo sapiens,” descendieron de otro ancestro común, todavía no encontrado, de hace seis o más millones de años.[6]
Además, el medio ambiente donde estos seres bipedales comenzaron a andar erguidos no fue las sabanas llanas como, desde hace por lo menos un siglo la ciencia generalmente ha enseñado, sino en los bosques.[7] Por lo tanto, es necesario ahora reescribir los libros de biología y otros campos científicos.
Las Limitaciones del Método Científico
Debido a esta “revolución científica” es apropiado preguntar: ¿Tiene la ciencia limitaciones? ¿Descubre la ciencia la última realidad y la verdad absoluta? ¿Es infalible el método científico? ¿Conviene siempre aceptar las hipótesis, teorías y conclusiones científicas por el mero hecho de que las reclaman científicos?
El método científico “se presenta comúnmente como una serie de pasos especiales que los científicos siguen para construir un entendimiento objetivo de la naturaleza.” Este método que no se sigue con rigidez paso por paso; puede ser presentado “con un mínimo de cuatro y un máximo de once pasos,” pero muchos científicos “se sienten en la completa libertad de utilizar cualquier método o técnica que, de acuerdo a la situación, pueda producir el resultado esperado.” El caso de Albert Einstein provee un gran ejemplo de esto, pues “desarrolló sus ideas revolucionarias [de la teoría de la relatividad] sobre el tiempo y el espacio sin casi ninguna evidencia de tipo experimental.” Así creía que había situaciones cuando la metodología de la física Newtoniana no podría aplicarse. Cabe señalar que todo el proceso científico conlleva por lo menos dos tipos de razonamiento, la inducción y la deducción. Tampoco se trata de un proceso exclusivo de los científicos, pues algunas personas lo usan en la resolución de los problemas humanos. Normalmente la ciencia desarrolla hipótesis y teorías sobre el universo que pueden ser confirmadas mediante la observación. Dependiendo de dichas observaciones, las hipótesis o teorías se confirman, se abandonan o se modifican. Pero en el caso de la cosmología, el estudio de los orígenes, del estado actual y del futuro de nuestro universo es “casi impracticable.” [8] Y eso se nos presenta como una limitación del método científico.
El método empírico o científico no es infalible, pues descansa principalmente sobre el razonamiento inductivo, lo cual descansa sobre data parcial e incompleta para proponer sus hipótesis y teorías, o sea, sus “verdades.” Eso quiere decir que en el futuro puede salir a la luz evidencia adicional y nuevos descubrimientos que hagan necesario una modificación a la teoría o su rechazo para abrazar otra hipótesis. La evidencia parcial sólo puede llevar a una conclusión probable o posible, porque sobre la base de una evidencia limitada no se puede alcanzar la verdad absoluta e incambiable.[9] Compara el caso del enlace “mono-hombre,” donde casi siempre, “sólo existen como evidencia fragmentos de quijadas, dientes y pedazos de cráneos;” con los cuales, “con mucha ‘imaginación’ y fantasía, el evolucionalista ‘recrea’ el resto de la osamenta y le añade la piel, la cantidad de pelo que se le ocurra, y hasta la forma en que caminaba.”[10] Existe otro ejemplo de una ciencia cambiante: en mis estudios en biología en la High en 1952 y en la Universidad de Baylor en 1955, me enseñaron la existencia de sólo dos reinos: el animal y el vegetal, el de las plantas; pero hoy se enseñan como cinco diferentes reinos, los cuales incluyen también cosas como los hongos y los virus. El filósofo Stanley Honer hace la siguiente afirmación sobre la ciencia: “El conocimiento científico, si bien es muy preciso, no es ni necesario, ni universal, ni incondicional; es solamente probable y sujeto a cambios incesantes. En vista, pues, de que la ciencia admite que no puede suministrarnos un conocimiento cierto y completo, se justifica el que vayamos en busca de otros métodos de conocimiento, para completar el suyo.”[11]
Otra limitación del método científico descansa sobre la naturaleza de la evidencia que admite en sus investigaciones. Por definición, tiene que estar en el área del mundo físico y tangible, para que los cinco sentidos lo puedan detectar, y los resultados deben ser repetibles, preferiblemente en un laboratorio científico. Por eso, son tan importantes los estudios en los laboratorios donde los experimentos pueden ser controlados. A su vez, la definición que el investigador usa para definir el problema al principio tiene que ser medible dentro de ciertos parámetros empíricos, mediante el uso de los cinco sentidos y cierta tecnología. Debido a esas restricciones, su metodología no es adecuada para el estudio de los hechos históricos. No se puede repetir los sucesos que ocurrieron en el primer siglo en un laboratorio o en otro lugar. Los hechos históricos ocurren una sola vez para siempre y nunca pueden ser repetidos exactamente de la misma forma. Por eso, la documentación que descubren los bibliotecarios y los arqueólogos pueden fortalecer la evidencia para un suceso histórico o debilitar su probabilidad, pero los experimentos en un laboratorio, por sí solos, no pueden proveer toda la evidencia necesaria. O sea, es importante que el conocimiento objetivo sea complementado con cierto conocimiento subjetivo.[12] Sólo después de conseguir el conocimiento subjetivo personal del paciente, la práctica normal de un buen médico es aplicar su conocimiento científico al problema de su salud. Ese es el mismo proceder de un buen dentista, que toma en cuenta las dos clases de conocimiento. Según Honer, “Pretender que la ciencia es el único modo válido de conocer, sería sostener que el mundo no es más grande ni más significativo que este único método de conocerlo,” pues “El método científico limita arbitrariamente el conocimiento del hombre a las cosas que pueden estudiarse mediante los instrumentos y técnicas de la ciencia. Si un químico utiliza los postulados y técnicas propias de su disciplina, puede adquirir conocimiento únicamente de aquello que puede encerrarse dentro del marco de la química.”[13]
Así que la definición materialista de la ciencia, desde un principio, limita sus estudios a la materia física que le da un enfoque limitado de la realidad, siendo una visión exclusivamente materialista. De esa manera, elimina la vida espiritual humana que normalmente también está integrada con la moralidad y el mundo de los valores. Además, la ciencia da más importancia a lo nuevo, lo más reciente, sobre lo viejo, permanente y eterno. O sea, da más valor a la última hipótesis, el análisis más reciente del problema y el último descubrimiento.[14] En adición, la ciencia desconoce el valor del lenguaje narrativo y poético, pues da preferencia al lenguaje de la prosa científica y la usa con sus definiciones, especificaciones y descripciones exactas.[15]
Otra crítica al método científico, según Honer, es que “La unidad y la consistencia del conocimiento científico no son tan obvias como suele creerse,” pues “La ciencia permite dar a un hecho o a un acontecimiento muchas interpretaciones. Cada interpretación puede ser verdadera en la medida en que no es absurda. Pueden proponerse varias hipótesis, igualmente válidas, para explicar un conjunto de hechos, aun cuando cada una emplee un lenguaje diferente o un sistema de clasificación distinto.”[16]
Honer señala también otra crítica al método científico: “La ciencia describe los mecanismos de la naturaleza: cómo acaece a las cosas para estar relacionadas entre sí. Pero nunca dice lo que las cosas son, y mucho menos por qué son así.... La verificación científica es básicamente pragmática. No cabe duda que es útil saber ‘si X, luego Y,’ pero el hombre también quiere saber lo que la realidad es y lo que significa, es decir, la razón de las cosas; y sobre esto, la ciencia calla.”[17]
En adición, la cosmovisión del científico limita la perspectiva y la interpretación de los hechos y de la evidencia.[18] Un ejemplo de esto lo son los supuestos o las ideas de la evolución. En la teoría de la evolución, “la misma vida humana se había ido desarrollando y modificando en cuanto a su complejidad y estructura, a partir de unas formas bien simples de vida (moléculas), tales como organismos microscópicos, y pasando por muchísimas etapas transicionales en períodos de millones de años, hasta alcanzar la forma en que observamos hoy a animales, peces, aves, según su género, y los mismos seres humanos. La subsistencia de cada mutación en el proceso evolutivo, a su vez, lo determinaba su aptitud o adaptabilidad (‘Survival of the fittest’).”[19] Para este proceso evolutivo la teoría supone océanos de tiempo que siempre transcurren lentamente. Pero Richard Leakey, un paleontólogo conocido, critica este supuesto proceso siempre lento sobre millones de años, diciendo: “Si me insisten... existe más evidencia de una llegada abrupta (i.e., aparición en la historia fósil) del hombre, que de un proceso de evolución gradual.”[20] Cuando un investigador comienza asumiendo la perspectiva evolutiva lenta y siempre progresiva en la modernidad, su teoría será desarrollada dentro de esos parámetros. Si tiene fe completa o ilimitada en el método científico y en la teoría de la evolución, buscará encontrar la manera de interpretar los hechos encontrados conforme a esos supuestos.[21]
De la misma manera, su presunción de que existe un determinismo físico para todo, le lleva a seguir buscando partículas más y más pequeñas, a veces llamadas genes, y las tecnologías más y más costosas y grandes;[22] porque según su premisa tiene que existir en el mundo físico algo más que la tecnología actual no le permite analizar bien, encontrar o detectar. Por lo tanto, la ciencia se encuentra limitada por la tecnología actual. Por eso, siempre hace falta más tecnología y más precisión para determinar la realidad material más diminuta siempre. No cabe duda que durante los siglos anteriores la tecnología más avanzada ha ayudado a la ciencia a descubrir cosas invisibles a los ojos humanos, y eso ha beneficiado al ser humano, su salud y la medicina; pero siguen avanzando los inventos y la búsqueda por mejores y más exactas maneras de investigación y, en ocasiones, estos favorecen conclusiones distintas a las del pasado o a las vigentes. Por ejemplo, en mi juventud en ocasiones consultaba en mi casa los “libros de conocimiento” publicados por Grolier, donde había un dibujo de muchos supuestos canales de agua en el planeta Marte. No obstante, el telescopio Hubble en el espacio ha eliminado ese “conocimiento” y lo ha relegado a la “ciencia ficción.”
Un supuesto clave sobre el cual la ciencia fundamenta sus conocimientos es el principio de la uniformidad de la naturaleza, o sea, que todo fenómeno natural puede ser acomodado a una generalización científica. Esta idea no se puede probar empíricamente, pero sin esta premisa toda investigación científica sería imposible.[23]
Además, otra limitación de la ciencia en sí es que no investiga ciertas áreas de la vivencia humana, como por ejemplo: los valores, la moralidad y la justicia. Eso presenta una dificultad en cuanto a determinar la aceptabilidad de ciertos experimentos que involucran el uso de los seres humanos como conejillos de India. La moralidad no es inherente a la ciencia, ni aun a la medicina científica, aunque tenga ciertas reglas y normas de procedimiento. Históricamente, los primeros científicos asumieron y seguían ciertas pautas transportadas de su fe cristiana. Tampoco la moralidad se puede determinar mediante el método empírico. Por eso, los científicos siguen importando conceptos y criterios de la moralidad y la justicia de otras disciplinas; tal vez ideas culturales o religiosas, para aplicarlas a lo permisible cuando llevan a cabo un experimento en el laboratorio. Hay gobiernos junto a las Naciones Unidas, que han declarado ilegal la clonación del ser humano. No obstante, fue sólo cuestión de tiempo el que un científico declarara falsamente una clonación humana exitosa, como lo hizo un científico de Corea del Sur hace varios años. Concluimos, pues, que se tiene que importar de la sociedad, fuera del campo puramente científico, las pautas para determinar la moralidad de ciertos experimentos científicos.
Tampoco, la misma ciencia provee criterios valorativos[24] para juzgar a los chimpancés cuando matan a sus bebés y se los comen.[25] Por definición, su tarea es describir objetivamente los hechos descubiertos sin emitir juicios o evaluaciones que reflejen los valores sobre si algo es bueno o malo o justo o injusto.[26]
Aun más, en últimas instancias, todas las teorías de la ciencia son creaciones o constructos humanos y forman una parte de la cultura humana. Hay escépticos que rechazan la Biblia, alegando su creación exclusiva como producto de la cultura humana, pero no se dan cuenta que cuando le rinden culto a la ciencia es sólo una formulación humana que ha llegado a ser una especie de ídolo, hecho por la mente finita humana. No obstante, algunos le rinden culto.
Eso nos lleva a la limitación de la ciencia en términos de que hay quienes tienen una fe total, completa y aun religiosa en sus teorías y leyes, las cuales se convierten en dogmas. Eso se llama cientificismo. Esa fe total en la teoría de la evolución, ha llevado a algunos profesionales a inventar y crear evidencia para fundamentar las conclusiones que ya creen. Un ejemplo de este tipo de fraude elaborado para engañar lo fue el hombre Piltdown de Inglaterra, supuestamente un antiquísimo ancestro de los “Homo sapiens,” pero después de 40 años de controversia salió a la luz su falsificación deliberada e intencional.[27] Estos profesionales se parecen a algunos fanáticos cristianos que tuercen las interpretaciones bíblicas para su conveniencia, con el propósito de comprobar sus supuestos y creencias. Eso ha llevado a algunas sectas a reescribir o retraducir las Escrituras[28] para sostener sus creencias como todo autoritativas. De la misma manera, algunos científicos prejuiciados han declarado que los genes son la causas de las inclinaciones sexuales. No obstante, otros científicos, menos subjetivos y más imparciales, no han podido confirmar eso como un hecho objetivo.
La práctica de romper los objetos de estudio en partes siempre más pequeñas le quita a la ciencia una visión “holística” tan necesaria hoy. La ciencia con su tecnología lleva a un análisis minucioso que resulta en una compartimentalización de nuestras vidas y las profesiones, que no permite ver el cuadro total y su unidad como un todo. Así falta una visión holística, porque subraya tanto el estudio analítico. Cuando se estudia a los seres humanos como su objeto, los despersonaliza, porque se convierten en objetos de estudio y sirven para esos fines solamente.[29]
Tampoco el método científico aplica a los descubrimientos científicos accidentales, los cuales proveen nuevos conocimientos y soluciones para problemas a resolverse. No obstante, “la casualidad ha jugado un papel importantísimo en el desarrollo científico,” como ha sido el caso de los siguientes descubrimientos accidentales: “el caucho que se usa para las gomas de carro, el teflón que cubre algunos sartenes, la penicilina, el endulzante aspartamo, la Viagra y el horno de microondas.” [30]
La Teoría de la Evolución como Ejemplo
A pesar de todas estas limitaciones de la ciencia y su metodología, en muchas “escuelas y universidades se enseña la teoría de la Evolución como ciencia; o sea, como un hecho probado y demostrado científicamente” y, que esto a su vez, provoca confusión en la gente, especialmente en los niños y jóvenes.[31] Un estudioso de esta materia afirma que dicha teoría de la evolución tiene ciertas debilidades:
● Aunque ha sido continua, desde Darwin para acá, “la búsqueda de evidencia de formas transicionales en el record fósil, no se ha podido producir ninguna, aunque la misma teoría de evolución plantea que deben de existir millones de las mismas.”
● La teoría de la evolución choca con una ley fundamental, la segunda Ley de Termodinámica. Según la teoría, se evoluciona de lo simple a “las formas más complejas de vida a partir de moléculas o de organismos bien elementales,” hasta llegar a los animales grandes y complejos. Pero dicha Ley de Termodinámica señala que “la entropía, o cantidad de energía existente para hacer trabajo, está en constante decrecimiento en el universo.” O sea, “el universo se está haciendo más y más desorganizado con el paso del tiempo.” Por ende, “las cosas van naturalmente de orden a desorden,” y eso es lo contrario a lo afirmado por la teoría de la evolución.[32]
● La teoría se ha convertido en un dogma en círculos científicos a tal punto, que “todo nuevo descubrimiento tiene que ‘filtrarse’ por el ‘hecho’ aceptado de la teoría evolutiva.” Como resultado, ciertos descubrimientos que no concuerdan con esta teoría “han sido obstruidos y ocultados del conocimiento público en el esfuerzo de no desbaratar el esquema que han creado los evolucionistas,” a pesar de que existen muchas lagunas en la misma.[33]
● Las explicaciones tradicionales “para la formación de las capas sedimentarias y las formaciones geológicas eran que esto ocurría con el paso de miles y millones de años.” Pero las “capas geológicas, o rocas sedimentarias que componen la capa que cubre la mayor parte de los continentes, han sido depositadas por eventos de fluidos moviéndose, o inundaciones,”[34] muchas veces repentinas.
● Parte de la matemática en esta teoría abarca la Estadística y Probabilidad. Entonces, ¿cuál es la probabilidad de que la complejidad del mundo con su gran variedad de tantas complejas formas de vida hayan evolucionado sin un Creador? Según algunos analistas, “la probabilidad de la existencia de la vida es cero, o ninguna.”[35]
En conclusión, es importante afirmar que la ciencia es un medio de razonamiento combinado de inducción y deducción en una forma especial que ha ayudado mucho a mejorar la vida humana durante los últimos dos o tres siglos.[36] No obstante, se ha utilizado también para destruir las vidas de millones y millones de habitantes con los armamentos más mortíferos y destructivos, y las tecnologías usadas en las guerras bajo gobiernos seculares y ateos.[37] Pero bien usadas, la ciencia y la tecnología han podido mejorar la calidad de la vida humana mediante la buena medicina. Ha desarrollado tecnología que mejora las condiciones de la vida humana, prolongando la expectativa de la vida de los habitantes, y ayudando a alimentar a más personas con los más resistentes productos agrícolas, especialmente en los países desarrollados. Pero no todo es bueno. Tampoco todo es malo. Su uso por los seres humanos inescrupulosos es dañino, mientras su uso con propósitos de mejorar las condiciones de la vida humana en el planeta merecen loores, como, por ejemplo, lo son ciertas vacunas contra enfermedades como el polio, la viruela, la varicela y otras enfermedades. También la electricidad merece reconocimiento, porque hace posible, entre otras cosas, alumbrar los salones de clase, los hospitales, los templos y otros edificios de noche y, enfriarlos cuando es necesario, a pesar del combustible; pues tanto el petróleo como el carbón vomitan gases al intemperie y así los residuos venenosos, especialmente del carbón, contaminan el medio ambiente de forma peligrosa para la salud humana. Finalmente, cabe señalar que el mismo Hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador, enseñó que al principio de la creación Dios hizo varón y hembra (Mr 10:6). Y eso tiene mucho más sentido para el cristiano, su vocación y su misión en este mundo violento y engañoso, que una teoría que conlleva tantas y tantas limitaciones, pues ésta, a la vez, le resta valor ante su Creador y Redentor como ser humano responsable y compasivo, y le deja con un doloroso vacío, en su vida sin propósito más allá de este mundo.
(SD Darwin y evolución)
[1] Ver “Creación y/o evolución,” Doctrinas Sanas y Sectas Malsanas II:153-163, y Miguel A. Colón, “La Evidencia de la Evolución: ¡Evidencia de Nada!” Buenas Noticias III:34 (Oct 2009), 1-3.
[2] La revista Science designó el hallazgo de Ardi “el avance científico más importante del año” 2009. “ARDI, la más popular del año,” El Nuevo Día (19 de diciembre de 2009), 72.
[3] Donald Johanson, un paleontólogo ahora del Instituto de los Orígenes humanos, estaba asociado con el hallazgo de Lucy.
[4] Su nombre científico es ‘Ardipithecus ramidus,’ que significa la raíz del simio terrestre, basándose en 110 fósiles.
[5] Randolph E. Schmid, “Revolución científica: Antepasado más antiguo del ‘homo sapiens’ confirma historia de la Humanidad inició millones de años antes de lo que se pensaba,” El Vocero (2 de octubre, 2009), 24.
[6] Malen Ruiz de Elvira, “’Ardi’ es presentada en sociedad: esta hembra es el ascendiente humano antiguo más completo,” El Nuevo Día (3 de octubre de 2009), 65. Ver, además, John Noble Wilford, “Lucy, aquí te presentamos a ARDI, “ Revista del Nuevo Día (18 de octubre de 2009), 09.
[7] Ver “Discovering Ardi,” y “Ardipithecus: Understanding Ardi,” documentarios sobre los hallazgos y entrevistas con los paleontólogos transmitido por Discovery Channel (#28), 11 Octubre 2009.
[8] Wilson González-Espada, “La experimentación no es la única manera de hacer ciencia,” El Nuevo Día (15 de enero de 2008), 71.
[9]Stanley M. Honer y Thomas C. Hunt, Invitación a la filosofía (México: Editorial Diana, 1979), 101.
[10] Colón, 2.
[11] Honer, 102
[12] Raymond Strong, El ser humano y la fe cristiana (San Juan, P.R.: Editorial Librotex, 1988), 67-69.
[13] Honer, 101-102.
[14] Strong, 69-70.
[15] Strong, 70-73
[16] Honer, 102.
[17] Honer, 102.
[18] Strong, 62-63.
[19] Colón, 1.
[20] Citado por Colón, 2.
[21] Donald T. Moore, “La Fe, Un Ingrediente Indispensable Para Todo Conocimiento,” Interamericana, (Mayo 1984), 8; “La fe y las ciencias y la religión,” Las Doctrinas Sanas y las Sectas Malsanas I:21-22.
[22] Compara el acelerador de partículas de la Organización Europea de Investigación (CERN) cerca de Gineva, Suiza, que se construyó para explorar “las entrañas de la materia,” o sea, “la composición de la materia a nivel infinitesimal y del Universo.” – “’Reviven’ acelerador de partículas,” El Vocero (24 nov 2009), 51.
[23]Strong, 61-62.
[24] Strong, 61.
[25] Uno de los descubrimientos científicos de Jane Goodall en las junglas de África que sorprendió a la comunidad científica fue el canibalismo entre los chimpancés.
[26] Strong, 68-69.
[27] Karl W. Butzer, “Piltdown Hoax,” The World Book Encyclopedia XV (Chicago: World Book Inc., 2003) 465.
[28] “Las sectas que tramaron otras versiones de la Biblia,” Las Sana Doctrina “Sept-Oct, 2009), 5-9.
[29] Strong, 67-68.
[30] González-Espada, 71.
[31] Colón, 1.
[32] Colón, 2.
[33] Colón, 2-3.
[34] Colón, 3.
[35] Hugh Ross (ver nota #1), www.reasons.org y Colón, 3.
[36] Honer y Hunt, 97.
[37] Ver “La violencia de la religión cristiana,” La Sana Doctrina (Julio-agosto 2009), 3-6.