Preguntas acerca del uso de nombres divinos en hebreo,” Tomo VII:206-210
Por: Dr. Donald T. Moore
Si el hebreo es el lenguaje sagrado para todos los tiempos y por la eternidad, para toda tribu y todo pueblo, ¿por qué no se hablaba en vez del arameo durante el primer siglo[1] cuando Cristo vivió? Además, si ese idioma es tan indispensable, ¿por qué no fue el lenguaje de la revelación más completa del evangelio de Jesucristo en vez del griego?
En la primera traducción del Antiguo Testamento a otro idioma (al griego en el Siglo III A.C.), ¿por qué no se incluía los nombres hebreos para el Señor, en vez del griego? La Septuaginta (LXX, Versión de los Setenta) fue una traducción hecha por los judíos para sus descendientes judíos que preferían el griego en vez del hebreo. De esta manera reconocieron el principio de poder traducir el hebreo a otros idiomas. Esa misma práctica los cristianos ha continuado hasta hoy. El lenguaje más sagrado del texto del Corán de los musulmanes es arábico, y sus maestros enseñan ese idioma todavía hoy, y después de más de un milenio sigue siendo un idioma que se habla hoy. No ha sido así para el hebreo, que fue un idioma muerto por siglos hasta que se revivió, pero no en forma idéntica, en el Siglo XX. Si se requiere el uso de los nombres divinos en hebreo, ¿por qué Dios permitió que cesara de hablarse por más de 2,000 años?
Los apóstoles escribieron el Nuevo Testamento en griego, el idioma internacional de la época, y no en hebreo. Todos unánimes usaron los nombres traducidos al griego y no los sustantivos en hebreo. ¿Acaso no fueron inspirados a hacerlo en griego? Las traducciones del Nuevo Testamento en hebreo hoy fueron traducidas del griego o de otro idioma. Ninguno de los manuscritos más importantes del Nuevo Testamento durante los primeros siglos d. C. fue escrito en Hebreo.[2] ¿Acaso todos los cristianos desde los tiempos de Cristo hasta la mayor parte del Siglo XX se equivocaron al usar los nombres en forma traducida? ¿Acaso el Señor no escuchó la sinceridad de sus corazones? ¿Acaso el Señor quería mantenerlos en ignorancia al no conservar esos nombres en hebreo en las copias más antiguas y fidedignas del Nuevo Testamento desde el Siglo I?
Si se tiene que usar los nombres divinos en hebreo, ¿por qué el Señor preservó los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento en griego? Y ¿por qué los apóstoles inspirados por el Señor revelaron sus nombres en griego en vez de hebreo, pues eran en su mayoría judíos los que aceptaron al Hijo de María como el Mesías? Hoy los mismos “Judíos Mesiánicos” usan traducciones de otros idiomas y del griego, pero tienen que incorporar los nombres en “arameo-hebreo.” Por ejemplo, tengo en mi biblioteca personal el siguiente libro: Las Escrituras Mesiánicas (Nuevo Testamento), Edición cotejada con el texto griego de Nestle, con la antigua versión Peshita y con las mejores traducciones modernas (San Juan, PR: Asociación de Investigación Bíblica, [Editorial Menorah, Inc.] 1990).[3] El texto griego de Nestle fue uno de los textos compilados en el Siglo XX. El editor consultó el Nuevo Testamento en Hebreo del “Doctor Delitch” (evidentemente el Dr. Franz Delitzsch, erudito alemán del Siglo XIX), publicado por la Sociedad Bíblica de Israel, pues incorporó los nombres Yahweh, Yahshua y Mesías (página 7). Reclama esta versión como la “Versión Auténtica.” Además, dice: “Cuando publiquemos la Biblia completa podremos incorporar las correcciones y mejoras que se estimen necesarias” (p.9). Está claro que reconstruyeron el Nuevo Testamento a su gusto, y proponen hacer lo mismo con el Antiguo Testamento. La versión Peshita más antigua del Nuevo Testamento en el antiguo lenguaje de Siria que está accesible en el Occidente, data del Siglo V o VI d. C., aunque probablemente su origen fue en las últimas décadas del Siglo IV. Y el texto crítico fue publicado en 1905 y 1950 (editado por G. H. Gwilliam). La Peshita fue una revisión de la versión del Antiguo Siriaco que siguió el modelo del texto en griego usado en Antioquía de Siria, el cual fue adaptado y modificado.[4]
Además, en el primer siglo el nombre Jesús fue cambiado a Jesucristo o Cristo, ¿verdad?
Si no pronunciamos el nombre divino en el lenguaje nativo del hebreo, sino en una forma traducida o transliterada, ¿quiere decir que Dios no entiende lo que decimos y no acepta la sinceridad de los corazones que le aman y le han amado por siglos? Nuestro Señor es omnisciente, y entiende a quién y de quién estamos comunicando sin importar el idioma que usemos. Él sabe también la actitud y el espíritu con el cual lo decimos. Además, la idea o el mensaje comunicado en el hebreo importan más que la palabra en sí, ¿verdad?
Sólo el Antiguo Testamento fue escrito en hebreo y arameo.[5] יהןה (YHWH; JHWH; YHVH) pasó al griego de la Septuaginta (LXX)[6] como κύριος (Kyrios) por judíos que amaban a su Señor y Creador, y a sus propios hijos, nietos y bisnietos del Siglo III a. C. Los nombres divinos en Éxodo 2 y 6 fueron traducidos finalmente al inglés como “LORD” en la Versión del Rey Jaime, y al español “Señor” en algunas versiones.
En los siglos después de Moisés los judíos entendieron que la prohibición en Éxodo 20 del tercer mandamiento fue pronunciar el mismo nombre divino. Para ellos era tan sagrado su nombre, que ni siquiera lo pronunciaron, sino que sustituyeron el sustantivo con “adonai.” Con el tiempo se les olvidó cómo pronunciar el nombre sagrado, y le pusieron las vocales correspondientes a “adonai.” Por eso los traductores han sugerido diferentes formas para traducir el tetragrámaton (יהןה). ¿Acepta Dios la sinceridad del corazón aun cuando lo pronunciamos mal? ¡Por supuesto!
En sí, ¿qué prohíbe el tercer mandamiento? Prohíbe los malos usos de su nombre; no los buenos usos. ¿Cuáles son algunos malos usos? Incluyen el conjuro, las encantaciones, las maldiciones, las blasfemias y los juramentos. Ya que se prohibió solamente los malos usos, por implicación hay buenos usos de su nombre. ¿Cuáles? Las bendiciones a otros, las invocaciones, las oraciones, la enseñanza e instrucción espiritual, la alabanza, las lecturas sagradas y otros. Y ¿qué de la etimología del vocablo “Dios” en español? ¿Proviene de “de Zeus”? No, la palabra en español proviene del Latín “DEǓS.” Pero evidentemente, algunos han confundido el vocablo en Latín como “de Zeus,” un nombre de un dios griego llamado Júpiter por los romanos.[7] Es cosa común confundir una palabra que uno escucha de otro lenguaje con un vocablo o más de su idioma nativo.
Hoy están pasando cosas a la inversa de lo que el Espíritu Santo inspiró a la iglesia primitiva a hacer en el libro de los Hechos. Hoy unos “judíos mesiánicos” en Puerto Rico instruyen a los hermanos cristianos en la “danza de adoración al Dios de Israel,” el toque de la trompeta "shofar," y otras costumbres y tradiciones judías.[8] Pero la iglesia primitiva tuvo que romper las barreras de la cultura hebrea para poder alcanzar a las multitudes de gentiles con distintas tradiciones y costumbres. El apóstol Pedro predicó el día de Pentecostés en Jerusalén, y el Espíritu Santo hacía que los extranjeros de diferentes países con múltiples idiomas escucharan y entendieran en su propio idioma todo, inclusive los nombres para Dios (Hch 2). Esos peregrinos de una variedad de pueblos llevaron el mensaje a sus respectivos países en su propio idioma nativo, y no en hebreo, aunque es cierto que unas pocas frases fueron transmitidas del arameo y el hebreo, como “Elí, Elí, ¿Lama sabactani?” (Mt 27:46) y “Abba, Padre" (Gá 4:6). Pero estos no incluían los nombres divinos enfatizados por algunos hoy. Luego el apóstol Pedro continuó atado a sus propias costumbres judías y sus prejuicios. Por eso, el Señor tuvo que enviarle una visión en Jope; y mandarle a pasar por alto una costumbre tradicional e ir a evangelizar a Cornelio y su pueblo gentil en Cesarea (Hch 10). Luego en Hechos 15, en el primer concilio de la iglesia primitiva, Pedro argumentó por la adaptación del mensaje cristiano para los gentiles, y que no debía obligárseles a practicar las costumbres hebreas (Hch 15). Pero hoy algunos proselitistas quieren regresar a esas costumbres judaizantes que también el apóstol Pablo descartó bajo la inspiración del Espíritu Santo. Cuando Pedro tuvo un desliz al ser retado por unos judaizantes con sus costumbres y tradiciones monoculturales, Pablo le corrigió cara a cara en Antioquía (Gá 2). Si Pablo estuviera vivo hoy, seguramente regañaría a los judaizantes mesiánicos por tratar de imponer prácticas esclavizantes en un esfuerzo por quitar al pueblo gentil de la libertad que recibieron de Cristo (Gá 4:1). Dios, el evangelio de Jesucristo y los nombres de Dios transcienden una sola cultura; y ya la esencia teológica de todo eso ha sido y está siendo transmitida a las tribus y grupos étnicos de todo pueblo y nación del mundo, como se señala en el libro de Apocalipsis. Dios usó a Abraham y sus descendientes para extender sus bendiciones y la luz espiritual a todas las naciones del mundo en sus propios idiomas (Gn 12:1-3).
En realidad, la vida del apóstol Pablo bajo el nuevo pacto, en sus hechos y sus cartas después de su conversión a Cristo en el camino a Damasco demuestra un rechazo de las leyes y las tradiciones imperialistas de la vida judía, y de los judaizantes en el Imperio Romano. Pero a la vez, su vida da evidencia de su lucha constante por conservar y transmitir las grandes enseñanzas teológicas y morales reveladas al pueblo hebreo junto con la misericordia y la gracia del Señor en la forma modificada por el Siervo sufriente de Dios (Di-os) en su nuevo pacto para el nuevo pueblo cristiano. En este sentido, su mensaje fue y es transcultural, no monocultural; y fue comunicado así tanto a los judíos como a los gentiles en sus respectivos idiomas y circunstancias. De esa manera el proceder de ese gran apóstol misionero se pareció a la transmisión del mensaje en el Antiguo Testamento, tanto en el hebreo como en el arameo (compare en especial el libro de Daniel y sus profecías). Aun en su exilio en Babilonia, los israelitas aprendieron conceptos de aquel país y cultura que fueron incorporados en la teología intertestamentaria y el Nuevo Testamento. En ambos casos se quería comunicar el mensaje divino de la verdadera redención del Redentor y Siervo sufriente del Señor para toda la humanidad, pero con un matiz de diferencia en el sentido de que en el nuevo pacto los gentiles no tenían que abrazar ciertas leyes, tradiciones y prácticas judías. Cabe señalar que la traducción del hebreo al griego hizo más claro la señal de que el Mesías nacería de una “virgen” (παρθένος), más bien que de una joven en edad para casarse (heb.: almá).
Cabe una pregunta final, ¿por qué ese Soberano de Israel ubicó a su pueblo en una especie de puente con sus rutas comerciales conectando dos grandes civilizaciones en Asia y África, más bien que colocar a los israelitas en un lugar mucho más aislado? Parte de ese propósito tenía que ver con la necesidad de los hebreos de tener ciertas influencias de las grandes civilizaciones egipcia y babilónica, y otras. Esa influencia ayudaría a traer a su cúspide el completo evangelio y su mensaje en el Siervo sufriente de nuestro Señor.
En síntesis, el Soberano del universo guió la historia de la redención mediante el uso de por lo menos tres idiomas de tres diferentes culturas. Cada una aportaba para el refinamiento de la revelación bíblica progresiva a través de los siglos. Aunque cada una tenía ciertas limitaciones y ciertas ventajas, la revelación al final tiene una unidad dentro de esa diversidad al apuntar directamente al Mesías Jesucristo.
Cabe señalar, además, que algunas palabras en sí fueron tan sagradas para algunas religiones que no se permitía su traducción o transliteración a otros idiomas. Tal práctica transforma esas palabras en algo mágico, cosa que los mismos apóstoles rechazaron en sus ministerios misioneros (Hch 8). Así fue por muchos siglos (desde el Siglo XVI hasta el XX) la misa en Latín para la Iglesia Católica Romana; y todavía es así el idioma cirilio para la Iglesia Ortodoxa Rusa, a pesar de que hoy el ruso típico no entiende ese idioma tradicional usado en los ritos. Es algo parecido para el arábigo o el arábico del Corán. Se ha traducido, pero sigue siendo el arábigo el idioma oficial e inspirado. En 1 de Corintios 14:19 Pablo dijo que prefería hablar cinco palabras en lenguaje entendible más bien que 10,000 en lengua extraña. Su principio de comunicación se expande aún más hoy, y es aplicable a esta cuestión bajo discusión también (1 Co 14:1-19). Finalmente, es importante indicar que no está mal en sí usar las palabras en hebreo, o en forma traducida o transliterada; pero hay que estar plenamente convencido en el corazón de lo que uno hace y, además, es indispensable tener consideración para no ofender al débil en la fe (Ro 14:1-23). Lo más importante en la fe cristiana es vivir el amor, la rectitud, la paz y la alegría por medio del Espíritu Santo (Ro 14:17-18). Traducción de una carta de Jim R. Sibley, Director de Pasche Institute of Jewish Studies, un ministerio del Criswell College, Dallas, TX:[9]
1. A pesar de la probabilidad de que algunas de las fuentes de los evangelios fueron escritas en hebreo, ningún libro del Nuevo Testamento fue escrito originalmente en ese idioma. Aunque extractos y porciones del NT fueron traducidos al hebreo tan temprano como el Talmud, libros completos (o sea, evangelios, la Epístola a los Hebreos, etc.), fueron traducidos durante el Siglo XVIII o los 1700s. No fue hasta 1800 que la primera traducción buena fue hecha por Franz Delitzsch. Para ver más sobre esto, vea Pinchas E. Lapide, Hebrew in the Church: The Foundations of Jewish-Christian Dialogue (Eerdmans, 1984).
2. Dan Avraham es evidentemente un falso maestro. Cuando uno testifica a los judíos, con frecuencia es bueno usar el nombre de Jesús en Hebreo, Yeshúa, y quizás también otros términos hebreos con el motivo de hacer la presentación del Evangelio más relevante en cuanto a su cultura. Esto se hace con el propósito de dar énfasis en que nuestra fe tiene un trasfondo judío, y también comparte algunas características con el judaísmo. No obstante, hacer un fetiche del hebreo es una característica sectaria (cúltica). No hay nada de malo en traducir el nombre Yeshúa a diferentes idiomas igual como se hace con nombres de lugares, como es el caso de Jerusalén (Heb.: Yerushalayim); Beerseba (Heb: Be’er Sheva); etc.
3. Evidentemente Dan Avraham va aún más allá al negar la veracidad de la fe cristiana.
4. Un estudio de la historia del pueblo judío (y especialmente de Rambam, a.k.a., Maimónides) revela que el judaísmo moderno ha incorporado muchos pensamientos filosóficos griegos (en especial de Aristóteles), y por eso se separó radicalmente de la fe bíblica. No son los rabíes los que personifican lo que es ser judío sino Jesús, el Mesías, y el Rey de los Judíos y la Biblia Judía, y eso incluye tanto el testamento en hebreo como en el griego. Vea el libro por el líder mesiánico Israelí Baruch Ma’oz: Judaism is Not Jewish: A Friendly Critique of the Messianic Movement (Mentor, 2003).
5. La salvación y la santificación, ambas son completamente por gracia de Dios. Esta doctrina es esencial para la fe cristiana, pero evidentemente, Dan Avraham quiere insistir en que la observancia de la Toráh (“ley”) es compulsoria.
6. Lamentablemente, hay dos o tres académicos del N.T. en EE.UU. que enseñan estas doctrinas falsas.
7. Como Usted sabe ya, el mejor antídoto es la sana enseñanza (acerca de la veracidad y la autoridad de la Escritura, la suficiencia de la Escritura, la salvación por la gracia, etc.).
(SD hebrew words à Sp)
[1] . “Traducciones antiguas,” (1528) y “¿Cuándo fue escrito Daniel?” (1422) Biblia de Estudio NVI Arqueológica (Grand Rapids: Zondervan Corp., 2009).
[2] Ver “Los Textos del Nuevo Testamento,” Biblia de Estudio NVI Arqueológica, 1905; Bruce M. Metzger, The Text of the NewTestament: Its Tranmission, Corruption and Restoration. Second edition. (Oxford: At the Clarendon Press, 1968) y Randall Price, Searching for the OriginalBible (Eugene, Oregon: Harvest House Publishers, 2007), 109-126.
[3] Los Judíos Mesiánicos Iberoamericanos que siguen al profesor Dan Ben Avraham hicieron otra versión del “Nuevo Testamento” llamada El Código Real o la “Versión Textual Hebraica” en el 2004 que reclama ser una traducción de los manuscritos más antiguos del hebreo. Para una evaluación sobre este libro, ver “Preguntas que mucha gente hace acerca de El Código Real” en la Revista “La Sana Doctrina” de 2011. También vea “De vuelta a Galacia [Dan Ben Avraham]: una exposición y refutación del mesianismo iberoamericano,” Las Doctrinas Sanas y las Sectas Malsanas IV:73, 82. Además, tengo copias de varios correos electrónicos de 2008 cuando Dan Ben Avraham (originalmente su nombre fue Daniel Hernández) visitó a la isla. Los mismos denuncian a este “Falso rabino mesiánico [que] trae doctrina de error a Puerto Rico” y su Código Real.
[4] “Versiones,” The International Standard Bible Encyclopedia, 975-976.
[5] “¿Cuándo fue escrito Daniel?” Biblia de Estudio NVI Arqueológica, 1422; “Los idiomas del mundo del AT,” 698; “Tablillas de arcilla ...,” 1138.
[6] “El uso de la Septuaginta en el Nuevo Testamento,” Biblia de Estudio NVI Arqueológica, 2045.
[7] Joan Corominas y Jorge A. Pascual, Diccionario Crítico Etimológico Castellano E Hispánico. (Madrid: Editorial Gredos, 1996), 498-499 y “Zeus,” Enciclopedia Universal Ilustrada: Europeo-Americana. Vol. 70, (Madrid: Espasa-Calpe, S.A., 1988), 1195-1196.
[8] Tatiana Pérez Rivera, “Danza de adoración al Dios de Israel,” El Nuevo Día (8 de diciembre de 2010), 79. Es importante distinguir entre estos judíos mesiánicos iberoamericanos y otros del movimiento mesiánico que forman la mayoría y creen en Dios Trino. Dos grupos trinitarios son “Jews for Jesus” (Judíos para Jesús) y “Chosen People Ministries” (Ministerios del Pueblo Escogido). Ver Tony Carnes, “A Ministry Grows in Brooklyn,” Christianity Today vol. 54:9 (septiembre 2010), 19-21.
[9] Correo electrónico (jimsibley@pascheinstitute.org) con fecha del 22 Dic 2010. Jim hace referencia a esta página de la Internet: (http://shoshana673.typepad.com/blog/2010/11/who-is-dan-ben-abraham-and-the-real-code.html)