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“Usemos debidamente la Palabra de verdad: Apocalipsis 19:9-10,”
Tomo VI:191-195
Por:  Dr. Donald T. Moore

"El ángel me dijo: 'Escribe: Bienaventurados los que han sido llamados a la cena de las bodas del Cordero.'

Me dijo además: 'Estas son palabras verdaderas de Dios.'"

       "¡Adora a Dios! Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía" (Apo 19:9-10).

 

            ¿A qué se refiere el testimonio de Jesús en estos versículos? La palabra griega traducida como testimonio se relaciona con dos palabras parecidas. Un testigo (martus) es uno que testifica (martureo) de la verdad. Lo dicho o hecho al testificar es su testimonio (marturia). En la antigüedad y en el presente se trata de un vocablo que designa el testimonio que se da en favor o en contra de algo o alguien en un caso legal. En la comunidad cristiana los primeros cristianos daban su testimonio acerca de la verdad de Cristo, su vida, su muerte, su resurrección y su poder para salvar.[1]

                                           

El testimonio de Jesús

            En el "testimonio de Jesús" en Apocalipsis 19:9-10 la frase preposicional "de Jesús" en la gramática griega puede ser interpretada como un genitivo subjetivo o uno objetivo dependiendo del contexto en el párrafo. Cuando se clasifica como un genitivo subjetivo, quiere decir que el testimonio a las personas proviene de Jesús mismo como fuente. Así que la frase quiere decir que ningún ser humano puede hablar a los hombres de Jesús hasta que éste ya ha escuchado a Jesucristo. Es un mensaje que se recibió primero de Jesucristo. Por ende nadie puede testificar a los hombres hasta que haya recibido un testimonio del Hijo de Dios.[2]

            Pero cuando se interpreta como genitivo objetivo, quiere decir que alguien da un testimonio acerca de Jesús. Un erudito del griego dice: "La posesión del espíritu profético, lo cual hace que uno sea un profeta verdadero, se evidencia en una vida de ser testigo de Jesús, lo cual perpetúa Su testimonio al Padre y a Sí mismo." O sea, el verdadero profeta es la persona que testifica en palabra y en su vida acerca de  Jesús. Ese es quien tiene el espíritu de profecía para continuar el testimonio que Jesús mismo dio a favor de Dios.[3]

            Es posible que Juan quería comunicar ambos significados y si es así, entonces podemos definir un verdadero profeta como alguien que ha recibido de Cristo el mensaje que lleva a los hombres y a aquel cuyas palabras y obras son a la vez un acto de testimonio a Jesucristo.[4]  Aunque en estos versículos ambas interpretaciones de la frase son ciertas, algunos intérpretes prefieren la segunda interpretación,[5] o sea, que es el testimonio que se da acerca de Jesús, o que lo concierne. Así que se trata de un testimonio dado por un testigo de la verdad de Jesús, su vida histórica perfecta sin pecado, su ministerio, su muerte, su resurrección y su ascensión al cielo. También el testimonio abarca el significado de su obra: el perdón de todo pecado, la justicia de Cristo acreditada a sus seguidores, el sellamiento y recibimiento del Espíritu Santo, su regalo de vida eterna y su prometida segunda venida. En suma "el testimonio de Jesús" es la proclamación de toda la verdad de Cristo sin importar las consecuencias, su testimonio es la verdad del mismo evangelio.[6]

            Conviene comparar este resumen del testimonio acerca de Jesús con el contexto literario del uso de las palabras "testimonio," "testigo" y "mártir" (martus) en el libro de Apocalipsis y otros escritos juaninos para ver la relación estrecha entre el "testimonio" y "la palabra de Dios." "La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y que dio a conocer enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, quien ha dado testimonio de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo, de todo lo que ha visto" (Apo 1:1-2 RVA). "Yo Juan, vuestro hermano y copartícipe en la tribulación y en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba en la isla llamada Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús" (Apo 1:9).

     "Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que ellos tenían" (Apo 6:9). "Y vi tronos; y se sentaron sobre ellos, y se les concedió hacer juicio. Y vi las almas de los degollados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni tampoco recibieron su marca en sus frentes ni en sus manos. Ellos volvieron a vivir y reinaron con Cristo por mil años" (Apo 20:4).

           

            El apóstol usa dichas tres palabras más de 70 veces en sus cartas y su evangelio. Citamos algunos:

     "Hubo un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. El vino como testimonio, a fin de dar testimonio de la luz, para que todos creyesen por medio de él" (Jn 1:7-8). "Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para cumplirlas, las mismas obras que hago dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado" (Jn 5:36). "La gente que estaba con él daba testimonio de cuando llamó a Lázaro del sepulcro y le resucitó de entre los muertos." (Jn 12:17). "Pero cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad que yo os enviaré de parte del Padre, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí. Además, vosotros también testificaréis, porque habéis estado conmigo desde el principio" (Jn 15:26-27). Estos versículos concuerdan en que "el testimonio de Jesús" se refiere al hecho de que alguien testifica acerca de la verdad de la persona y la obra de Jesucristo, tanto en el pasado como en el presente. Es equivalente a la proclamación del evangelio.[7]

El espíritu de la profecía

            Ahora examinaremos la frase acerca del "espíritu de la profecía"  en el siguiente pasaje y su uso. ¿Se refiere este pasaje bíblico a Elena G. de White (1827-1915) de los Adventistas[8] del Séptimo Día? "El ángel me dijo: 'Escribe: Bienaventurados los que han sido llamados a la cena de las bodas del Cordero.' Me dijo además: 'Estas son palabras verdaderas de Dios.'" "Yo me postré ante sus pies para adorarle, pero él me dijo: '¡Mira, no lo hagas! Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios! Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía" (Apo 19:9-10).

 

            El contexto de estos versículos se relaciona con la cena de las bodas del Cordero. Un ángel o mensajero no identificado le dice a Juan que los invitados a la cena son bienaventurados. Y cuando Juan se postra ante el ángel, éste lo reprende y recalca que él no es más que uno de los siervos de Dios y, por ende, los ángeles no deben ser adorados; sólo se debe adorar a Dios. Hay que rechazar vehemenentemente a cualquiera que pretenda ser o se diga ser mediador entre Dios y el hombre a menos que sea Jesucristo. Ningún mensajero de Dios debe ser adorado. "Es mejor no creer en los ángeles que permitirles usurpar el lugar de Jesucristo," el que afirmó ser el único camino a Dios Padre.[9] El teólogo George E. Ladd afirma que "los ángeles, junto con los hermanos de Juan que son inspirados por el espíritu de la profecía, testifican de Jesús, y en este sentido, el ángel es solamente un colaborador con los santos en su relación con Cristo."[10]

            Es obvio que el centro del verso 9 es Cristo, el Cordero, pues le siguen a este versículo varias metáforas que describen a Cristo como el Fiel y Verdadero; el Verbo de Dios; sus ojos son como llama de fuego; su vestidura está teñida en sangre, y otros.[11] Estas descripciones subrayan la conclusión de que el contexto del pasaje es cristocéntrico.[12]

            Pero ¿qué quiere decir la frase "el espíritu de la profecía"? La profecía es lo que un profeta habla o escribe. En la Biblia la profecía abarca más que predicciones acerca del futuro. Con frecuencia se refiere a la proclamación de la verdad que procede de Dios y eso incluye la verdad del evangelio (comp. 1 Co 14:1-3, 22-29). "La posesión del espíritu profético se evidencia en un testimonio a favor de Jesús.[13] "¡Toda profecía señala únicamente a Jesús y todo testimonio del poder de Jesús es profético!.... el espíritu y esencia de la profecía es dar testimonio de Jesús; no es abrir una ventana al futuro; Jesús es la figura central de toda la Escritura ... No hemos de enfocar nuestra atención en eventos futuros sino en Aquel que los hará posible, o suceder" y Ese es el Señor.[14]

            El ángel o mensajero no identificado en el pasaje afirma que tiene el "testimonio de Jesús." Así indica que él cree la verdad acerca de Jesús y el mismo procede del Hijo de Dios. Se puede parafrasear sus palabras en el versículo 10 en cuanto a que "el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía" de la siguiente manera: "La verdad acerca de Jesús es el espíritu de la profecía." Cabe señalar cómo se traduce y se parafrasea esta expresión en diferentes traducciones; veamos:

            **"Pues ese testimonio de Jesús es el que inspira a los profetas" (Dios Habla Hoy, Apo. 19:10d).

            **"El testimonio de Jesús es el espíritu que inspira la profecía" (Nueva Versión Internacional).

            **"El testimonio del cristiano sobre Jesús está inspirado por el espíritu profético" (lectura alterna en nota al calce, Biblia de Jerusalén).

            **"La verdad atestiguada por él es el espíritu profético," (lectura alterna en nota al calce; traducción de Pablo Beeson del Nuevo Testamento).

            **"pues el propósito de las profecías y de lo que te he mostrado es manifestar a Jesús" (Lo más importante es el amor; The Living Bible).

 

            Estas versiones de la Biblia han captado la esencia de lo que Juan quería comunicar: toda profecía, cuando correctamente interpretada, de alguna manera señala la verdad acerca de Jesús. Todo esto subraya el hecho que debemos evitar seguir o confiar en las supuestas profecías extrabíblicas que no proceden del Hijo de Dios.

            Así que "Juan se une a todos los profetas para declarar que el testimonio de Jesús en favor de Dios -- su revelación completa de Dios -- es el verdadero espíritu y corazón de todo el mensaje de la Palabra de Dios.[15] "El testimonio dado por Jesús es el espíritu de la profecía. Para los judíos de la época el "nombre favorito para el Espíritu de Dios fue precisamente 'el Espíritu de la profecía.' Por ende debemos interpretar que el significado del versículo como el testimonio dado por Jesús es el interés o carga del Espíritu Santo quien inspira la profecía. Ese mismo es el énfasis principal de la enseñanza sobre el Paracleto en Juan 14 al 16 (vea especialmente Jn 16:12-14)."[16]

            Cabe señalar que el primer domingo después de su resurrección en el camino de Emaús el mismo Jesús escogió revelarse a dos discípulos tristes y desanimados, sin esperanza y con dudas; el Señor resucitado les mostró lo que las antiguas Escrituras enseñaban acerca del Mesías venidero. "Y comenzando desde Moisés y todos los Profetas, les interpretaba en todas las Escrituras lo que decían de él" (Lu 24:27). Además, Pedro habló del evangelio de la siguiente manera: Jesús de Nazaret "nos ha mandado a predicar al pueblo y a testificar que él es el que Dios ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos. Todos los profetas dan testimonio de él, y de que todo aquel que cree en él recibirá perdón de pecados por su nombre" (Hch 10:42-43).

            Ahora entendemos mejor el mensaje de Apocalipsis 19:10. Ya que el testimonio de Jesús se refiere a las buenas nuevas de la persona y obra de Cristo, El y su obra son el espíritu de la profecía, el tema de todos los profetas verdaderos en la Biblia. Nuestro caminar con Dios y nuestro testimonio a otros tienen que ser el testimonio de Jesús, siempre vinculándolo con su vida histórica y cimentado en la Palabra de Dios.[17]

            Víncularlo con una supuesta profetiza[18] que vivió al final del siglo XIX y principios del XX es rehusar reconocer que la palabra definitiva y final de Dios se encuentra en su Hijo y que fue comunicado por El mediante una vida llena de amor y verdad (Jn 1:18). Hebreos 1:1-3 nos enseña que el Hijo es la máxima autoridad para conocer al Padre invisible celestial:

            "Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo. El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas."

 

            Conviene notar, primero, que fue en forma fragmentaria y como de sombra lo que los profetas antiguotestamentarios profetizaron acerca de la vida y obra del Mesías.[19] Mucho antes de su vida terrenal lo mencionaron de muchas maneras. Colosenses 2:16-17 hace una lista de días santos de Israel que incluyen los sábados anuales, nuevas lunas en las celebraciones mensuales y los sábados semanales como "una sola sombra." Además, Hebreos 10:1 subraya, "Porque la ley de Moisés era solamente una sombra de los bienes que habían de venir, y no su presencia verdadera" (VP). Conforme a Jesús todos los profetas predijeron la venida del Mesías, pero entendieron su venida sólo en forma parcial e incompleta como de sombra.[20]

            Segundo, el libro de Hebreos contrasta la naturaleza incompleta y como de sombra de la profecía acerca de la Palabra final y definitiva en su Hijo: "en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo." El tiempo del verbo en griego señala la finalidad de su revelación en Cristo. Fíjense la claridad de la revelación de Cristo: "El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza." Un erudito del griego señala que no hay otro que no sea "el hijo encarnado que Dios podría usar" para comunicarnos acerca del Padre siempre invisible y trascendente (Jn 1:18). "Esto quiere decir que ahora, habiendo hablado en la persona de su Hijo, tenemos la máxima Palabra y revelación de Dios. Nadie jamás dirá más revelaciones a los hombres. Aquellos que buscan más y más revelación nunca la encontrarán; Heb. 2:3 es la respuesta de Dios a ellos."[21]

            Creer y afirmar que hace falta una profetiza o un profeta moderno para ampliar la palabra definitiva de Cristo socava el contenido y la finalidad de la vida y obra de Cristo. Además, contradice Hebreos 1:1-3.[22] Si apoyamos las publicaciones de un supuesto profeta moderno como "la fuente de verdad autoritativa que continúa," caímos en herejía. Insistir que Apocalipsis 19:10 señala la obra de una profetiza moderna usurpa el lugar central de Cristo en las Sagradas Escrituras. Tampoco son protestantes o evangélicos quienes se aferran a los libros, comentarios y artículos de dicha profetiza como una fuente de autoridad. Quien no acepta la definición bíblica de "el espíritu de la profecía" rechaza la autoridad bíblica, pues se trata de la vida y obra de Cristo predichas por todos los profetas bíblicos y escritas en el canon de la Biblia. La iglesia neotestamentaria y apostólica reconoció la finalidad de la revelación en Jesucristo, el Hijo de Dios[23] y la Iglesia de hoy también así lo reconoce.

            Asimismo las iglesias cristianas durante los primeros siglos fueron dirigidas por el Espíritu Santo para reconocer que los veintisiete libros del Nuevo Testamento eran confiables históricamente y fueron escritos por testigos oculares y por quienes tenían el conocimiento de esos testigos oculares. Con la revelación divina de la Palabra Final en Jesucristo de Nazaret escrita ahora en los libros neotestamentarios, las iglesias cristianas tuvieron la razón en clausurar el canon de la Escritura. Siempre debemos dar gracias a Dios que nos ha concedido su don inefable en Cristo y debemos proclamar siempre las buenas nuevas de Jesucristo, según las Santas Escrituras. El apóstol Pablo afirmó:

     "Además, hermanos, os declaro el evangelio que os prediqué y que recibisteis y en el cual también estáis firmes; por el cual también sois salvos, si lo reteneis como yo os lo he predicado. De otro modo, creísteis en vano. Porque en primer lugar os he enseñado lo que también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (1 Co 15:1-4).

 

            Este es el evangelio auténtico del nuevo pacto. ¡Es el punto central del espíritu bíblico de la profecía! Es, además, el evangelio por medio del cual somos salvos. Dios ha hablado su Palabra definitiva en Cristo, pues resucitó y nos ha perdonado nuestros pecados.

     [1]Dale Ratzlaff, "The Christ Event and the Spirit of Prophecy," Proclamation! VIII:2 (March-April, 2007), 16-19. Este estudio ha sido clave en la preparación de este artículo.

     [2]Barclay, 227-228.

     [3]Barclay, 227.

     [4]Barclay, 228.

     [5]Ver George Eldon Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Grand Rapids: Eerdmans, 1972), 251.

     [6]Ratzlaff, 17.

     [7]Ratzlaff, 18.

     [8]Ver también los siguientes artículos en Las Doctrinas Sanas y las Sectas Malsanas, Tomo I.: "Elena G. de White y los Adventistas del Séptimo Día" (267-275); "¿El sábado y/o el domingo?" (136-144); "Los alimentos y el cristiano," (30-34) y "La segunda venida y los errores según el Hijo del hombre" (120-124).

     [9]William Barclay, The Revelation of John, Vol 2 (Edinburgh: Saint Andrew Press, 1949), 226-227.

     [10]Ladd, 252.

     [11]Compara también Apo 1:5; 3:7; 3:14; 17:14; 1:14; 1:16; 12:5; 14:20; Is 63:3).

     [12]Ratzlaff, 18.

     [13]A. T. Robertson, Word Pictures in the New Testament (Nashville: Broadman Press, 1933), VI:451. Este escritor destaca los siguientes versos para ilustrar esto: Mc 1:10; Mt 3:16; Lu 3:21; Jn 1:51; Apo 4:1; 10:1; 11:19; 14:17; 15:5; 18:1; 19:1, 7-9.

     [14]Ray C. Stedman, God's Final Word (Grand Rapids: Discovery House Publishers, 1991), 309.

     [15]John P. Newport, El León y el cordero (El Paso: CBP,1989), 272.

     [16]G. R. Beasley-Murray, The Book of Revelation (Grand Rapids: Eerdmans, 1974), 276.

     [17]Ratzlaff, 18.

     [18]Nos referimos específicamente a Elena G. de White (1827-1915), la llamada espíritu de la profecía por los adventistas del séptimo día.

     [19]Ver "Las profecías y los profetas," SDySM I:58-63.

     [20]Ratzlaff, 19.

     [21]Citando R. C. H. Lenski, "New Testament Commentary: Hebrews/James," p. 33.

     [22]Compara también al llamado "Jesucristo-hombre" José L. de Jesús Miranda y de los "Jesús solo" Oscar Candelaria, "Voz de la trompeta" de Canóvanas y William Soto Santiago de la Carpa, Cayey.

     [23]Ratzlaff, 19.

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